QUINTO DOMINGO PASCUA (C)




MONICION AMBIENTAL

Este quinto domingo de pascua nos habla de la novedad cristiana del amor, inseparable del amor a los hermanos. Lo nuevo consiste en el don divino que recibimos desde nuestro bautismo para amar con la misma fuerza divina del amor extremo de Jesús en la Cruz, sirviendo y siendo solidarios con todos e incluso llegando al sacrificio extremo de nosotros mismos. El discípulo establece así vínculos de comunión con todos y en todos los órdenes de la vida.


ORACIONCOLECTA

Señor, tú que te has dignado redimirnos y has querido hacernos hijos tuyos, míranos siempre con amor de Padre y haz que cuantos creemos en Cristo, tu Hijo, alcancemos la libertad verdadera y la herencia eterna.

Por Jesucristo nuestro Señor. 


PRIMERA LECTURA

M. En el libro de los Hechos de los Apóstoles se nos relata la evangelización realizada por Pablo y Bernabé en el mundo gentil, siendo enviados desde Antioquía.


Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 14,21b-27

En aquellos días, Pablo y Bernabé volvieron a Listra, a Iconio y Antioquía, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que padecer mucho para entrar en el reino de Dios.

En cada iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Predicaron en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquía, de donde los habían enviado, con la gracia de Dios, a la misión que acababan de cumplir.

Al llegar, reunieron a la iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe.                                

Palabra de Dios  


SALMO RESPONSORIAL Sal 144, 8-9.10-11.12-13ab (R.: cf. 1)

M. Glorifiquemos la misericordia, la sabiduría, la clemencia y la bondad de Dios diciendo: R/. Bendeciré tu nombre por siempre jamás, Dios mío, mi rey


El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas. R/. Bendeciré tu nombre por siempre jamás, Dios mío, mi rey


Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles; que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas. R/. Bendeciré tu nombre por siempre jamás, Dios mío, mi rey


Explicando tus hazañas a los hombres, la gloria y majestad de tu reinado. Tu reinado es un reinado perpetuo, tu gobierno va de edad en edad. R/. Bendeciré tu nombre por siempre jamás, Dios mío, mi rey


SEGUNDA LECTURA

M. San Juan nos presenta el final de la historia. Se nos habla de un mundo nuevo, de una nueva Jerusalén que desciende del cielo arreglada como una novia al encuentro de su esposo.


Lectura del libro del Apocalipsis  21,1-5ª

Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra han pasado, y el mar ya no existe.

Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo.

Y escuche una voz ponente que decía desde el trono:

–“Ésta es la morada de Dios con los hombres: acampará entre ellos. Ellos serán su pueblo, y Dios estará con ellos y será su Dios. Enjugará las lágrimas de sus ojos.

Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor. Porque el primer mundo ha pasado”.
Y el que está sentado en el trono dijo:

–“Todo lo hago nuevo”.

Palabra de Dios


M. San Juan nos relata el pasaje en el que Jesús antes de revelar su amor extremo a Dios y a nosotros en la Cruz, nos manda el mandamiento del amor de donación entre nosotros, hemos de amar como Él nos amó.


ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO                                                       

Aleluya Jn 13,34

Os doy un mandamiento nuevo dice el Señor: que os améis los unos a los otros, como yo os he amado.


EVANGELIO 
                                                                                             

+Lectura del santo evangelio según san Juan 13,31-33a.34-35

Cuando salió judas del cenáculo, dijo Jesús:

–“Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros.

Os doy un mandamiento nuevo: que o améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros”.

Palabra del Señor


CITAS DEL CEC

CEC 2746-2751: la oración de Cristo en la Última Cena

CEC 459, 1823, 2074, 2196, 2822, 2842: “como yo os he amado”

CEC 756, 865, 1042-1050, 2016, 2817: los cielos nuevos y la tierra nueva

"Como yo os he amado"

459 El Verbo se encarnó para ser nuestro modelo de santidad: "Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí ... "(MT 11,29). "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí" (JN 14,6). Y el Padre, en el monte de la transfiguración, ordena: "Escuchadle" (MC 9,7 ; cf. DT 6,4-5). El es, en efecto, el modelo de las bienaventuranzas y la norma de la ley nueva: "Amaos los unos a los otros como yo os he amado" (JN 15,12). Este amor tiene como consecuencia la ofrenda efectiva de sí mismo (cf. Mc 8,34).


1823 Jesús hace de la caridad el mandamiento nuevo (cf JN 13,34). Amando a los suyos ‘hasta el fin’ (JN 13,1), manifiesta el amor del Padre que ha recibido. Amándose unos a otros, los discípulos imitan el amor de Jesús que reciben también en ellos. Por eso Jesús dice: ‘Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor’ (JN 15,9). Y también: ‘Este es el mandamiento mío: que os améis unos a otros como yo os he amado’ (JN 15,12).


2074 Jesús dice: ‘Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí como yo en él, ése da mucho fruto; porque sin mí no podéis hacer nada’ (JN 15,5). El fruto evocado en estas palabras es la santidad de una vida hecha fecunda por la unión con Cristo. Cuando creemos en Jesucristo, participamos en sus misterios y guardamos sus mandamientos, el Salvador mismo ama en nosotros a su Padre y a sus hermanos, nuestro Padre y nuestros hermanos. Su persona viene a ser, por obra del Espíritu, la norma viva e interior de nuestro obrar. ‘Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado’ (JN 15,12).


2196 En respuesta a la pregunta que le hacen sobre cuál es el primero de los mandamientos, Jesús responde: ‘El primero es: «Escucha Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas». El segundo es: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». No existe otro mandamiento mayor que éstos’ (MC 12,29-31).



El apóstol san Pablo lo recuerda: ‘El que ama al prójimo ha cumplido la ley. En efecto, lo de: no adulterarás, no matarás, no robarás, no codiciarás y todos los demás preceptos, se resumen en esta fórmula: amarás a tu prójimo como a ti mismo. La caridad no hace mal al prójimo. La caridad es, por tanto, la ley en su plenitud’ (RM 13,8-10).


2822 La voluntad de nuestro Padre es "que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad" (1TM 2,3-4). El "usa de paciencia, no queriendo que algunos perezcan" (2P 3,9 cf MT 18,14). Su mandamiento que resume todos los demás y que nos dice toda su voluntad es que "nos amemos los unos a los otros como él nos ha amado" (JN 13,34 cf 1JN 3 1JN 4 LC 10,25-37).


2842 Este "como" no es el único en la enseñanza de Jesús: "Sed perfectos 'como' es perfecto vuestro Padre celestial" (MT 5,48); "Sed misericordiosos, 'como' vuestro Padre es misericordioso" (LC 6,36); "Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que 'como' yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros" (JN 13,34). Observar el mandamiento del Señor es imposible si se trata de imitar desde fuera el modelo divino. Se trata de una participación, vital y nacida "del fondo del corazón", en la santidad, en la misericordia, y en el amor de nuestro Dios. Sólo el Espíritu que es "nuestra Vida" (GA 5,25) puede hacer nuestros los mismos sentimientos que hubo en Cristo Jesús (cf PH 2,1 PH 2,5). Así, la unidad del perdón se hace posible, "perdonándonos mutuamente 'como' nos perdonó Dios en Cristo" (EP 4,32).


HERMENÉUTICA DE LA FE

La glorificación de Jesús, que consiste en la entrega de todo su Ser, comienza con su Pasión y culmina con el envío de su Espíritu a la Iglesia naciente. Jesús “muestra que su glorificación comenzó precisamente con la pasión. En ella Jesús manifiesta su gloria, que es gloria del amor, que entrega toda su persona. Él amó al Padre, cumpliendo su voluntad hasta el final, con una entrega perfecta; amó a la humanidad dando su vida por nosotros” (Benedicto XVI). Se trata del Amor que fue crucificado, resucitó y nos dio su Espíritu. Jesús “transmitió su gloria a los que lo conocían. Porque los que contemplan con pura mirada la divina gloria, se transfiguran, a su imagen, de la gloria del glorificado en gloria de glorificadores” (Orígenes).


Los cristianos continuamos la glorificación de Jesús en la historia cuando vivimos el mandamiento nuevo del amor, "el hombre no puede vivir sin amor. Permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él plenamente" (RH 10); pero para ser auténticos cristianos, es imprescindible primero encontrarnos con este Amor, “el cristiano, de modo especial, no puede vivir sin amor. Más aún, si no encuentra el amor verdadero, ni siquiera puede llamarse cristiano” (Benedicto XVI).



Jesús nos da el mandamiento nuevo del amor, no en cuanto norma ya promulgada en el AT, sino al indicarnos que Él es el Modelo y medida de ese amor y que solamente podremos vivirlo si permanecemos unidos a Él. “Todo nuestro amar está precedido por su amor y se refiere a este amor, se inserta en este amor, se realiza precisamente por este amor… Se trata de un amor sin límites, universal, capaz de transformar también todas las circunstancias negativas y todos los obstáculos en ocasiones para progresar en el amor” (Benedicto XVI).



Estamos ante la Fuerza divina que vence al pecado y a la muerte, esta Fuerza purifica nuestro eros, no depende de nosotros sino que tiene su fuente en Dios mismo, por esto debemos ser conscientes que se trata de un don y que como tal requiere una constante responsabilidad, “es precisamente por esto por lo que interpela nuestra libertad y espera nuestra respuesta: la comunión nos pide siempre la conversión, como don que debe ser acogido y cumplido cada vez mejor” (Benedicto XVI).


La meta cristológica de amar como Jesucristo nos amó nos estimula a no contentarnos con lo que hemos realizado, conscientes que el verdadero amor no tiene medida. “La comunión es el fruto y la manifestación de aquel amor que, surgiendo del corazón del eterno Padre, se derrama en nosotros a través del Espíritu que Jesús nos da” (NMI 42). La comunión con Dios se mide por nuestra comunión con los hermanos, por esta razón el amor cristiano es el fundamento de la verdadera solidaridad, “debe inspirar, purificar y elevar todas las relaciones humanas en la vida social y política: «Humanidad significa llamada a la comunión interpersonal», porque la imagen y semejanza del Dios trino son la raíz de «todo el “ethos” humano... cuyo vértice es el mandamiento del amor” (CDSI 32).

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