VIERNES SANTO (C)




  • Día de luto en la Iglesia, no se celebra el sacrificio eucarístico.
  • No suenan las campanas.
  • Día de ayuno y abstinencia.

Este día la Iglesia conmemora su nacimiento del costado abierto de Jesús en la Cruz e intercede por la salvación de toda la humanidad, medita la Pasión de su Señor y Esposo, finalmente adoramos su santa Cruz.

VIA CRUCIS (piedad popular)
Un acto de piedad popular cargado de significado, cuyos testimonios más elocuentes son las místicas Catalina Emerick y Santa Brigida.

14 estaciones: destacamos la condena a muerte; tres caídas, los actos de amor de Verónica, de Simón de Cirene y de las mujeres que lloran; el ser desnudado y clavado en la Cruz; su Muerte en comunión con el Padre, su Hora y su Glorificación.

EL MOMENTO LITÚRGICO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR (La adoración de la Cruz: liturgia de la Palabra, adoración de la Cruz y Comunión)


  • Oración en postración
  • Altar desnudo
  • Liturgia de la Palabra: Pasión de este año de san Juan 18,1—19,42: prendimiento de Jesús; Jesús ante Anás y Caifás. Negaciones de Pedro; Jesús ante Pilato/ Condena a Muerte; la crucifixión; reparto de los vestidos; Jesús y su madre; muerte de Jesús; la lanzada; la sepultura.

Reflexión doctrinal de la Pasión desde el CEC

612 El cáliz de la Nueva Alianza que Jesús anticipó en la Cena al ofrecerse a sí mismo (cf. Lc 22,20), lo acepta a continuación de manos del Padre en su agonía de Getsemaní (cf. MT 26,42) haciéndose "obediente hasta la muerte" (PH 2,8 cf. He 5,7-8). Jesús ora: "Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz …" (MT 26,39). Expresa así el horror que representa la muerte para su naturaleza humana. Esta, en efecto, como la nuestra, está destinada a la vida eterna; además, a diferencia de la nuestra, está perfectamente exenta de pecado (cf. He 4,15) que es la causa de la muerte (cf. RM 5,12); pero sobre todo está asumida por la persona divina del "Príncipe de la Vida" (AC 3,15), de "el que vive" (AP 1,18 cf. Jn 1,4 JN 5,26). Al aceptar en su voluntad humana que se haga la voluntad del Padre (cf. Mt 26,42), acepta su muerte como redentora para "llevar nuestras faltas en su cuerpo sobre el madero" (1P 2,24).

613 La muerte de Cristo es a la vez el sacrificio pascual que lleva a cabo la redención definitiva de los hombres (cf. 1CO 5,7 JN 8,34-36) por medio del "cordero que quita el pecado del mundo" (JN 1,29 cf. 1P 1,19) y el sacrificio de la Nueva Alianza (cf. 1CO 11,25) que devuelve al hombre a la comunión con Dios (cf. Ex 24,8) reconciliándole con El por "la sangre derramada por muchos para remisión de los pecados" (MT 26, 28;cf.  Lv  LV 16,15-16).

614 Este sacrificio de Cristo es único, da plenitud y sobrepasa a todos los sacrificios (cf. He 10,10). Ante todo es un don del mismo Dios Padre: es el Padre quien entrega al Hijo para reconciliarnos con él (cf. Jn 4,10). Al mismo tiempo es ofrenda del Hijo de Dios hecho hombre que, libremente y por amor (cf. Jn 15,13), ofrece su vida (cf. Jn 10,17-18) a su Padre por medio del Espíritu Santo (cf. He 9,14), para reparar nuestra desobediencia.

615 "Como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos serán constituidos justos" (RM 5,19). Por su obediencia hasta la muerte, Jesús llevó a cabo la sustitución del Siervo doliente que "se dio a sí mismo en expiación", "cuando llevó el pecado de muchos", a quienes "justificará y cuyas culpas soportará" (IS 53,10-12). Jesús repara por nuestras faltas y satisface al Padre por nuestros pecados (cf. Cc de Trento: DS 1529).

616 El "amor hasta el extremo"(JN 13,1) es el que confiere su valor de redención y de reparación, de expiación y de satisfacción al sacrificio de Cristo. Nos ha conocido y amado a todos en la ofrenda de su vida (cf. Ga 2,20 EP 5,2 EP 5,25). "El amor de Cristo nos apremia al pensar que, si uno murió por todos, todos por tanto murieron" (2CO 5,14). Ningún hombre aunque fuese el más santo estaba en condiciones de tomar sobre sí los pecados de todos los hombres y ofrecerse en sacrificio por todos. La existencia en Cristo de la persona divina del Hijo, que al mismo tiempo sobrepasa y abraza a todas las personas humanas, y que le constituye Cabeza de toda la humanidad, hace posible su sacrificio redentor por todos.

617 "Sua sanctissima passione in ligno crucis nobis justificationem meruit" ("Por su sacratísima pasión en el madero de la cruz nos mereció la justificación") enseña el Concilio de Trento (DS 1529) subrayando el carácter único del sacrificio de Cristo como "causa de salvación eterna" (HE 5,9). Y la Iglesia venera la Cruz cantando: "O crux, ave, spes unica" ("Salve, oh cruz, única esperanza", himno "Vexilla Regis").

618 La Cruz es el único sacrificio de Cristo "único mediador entre Dios y los hombres" (1TM 2,5). Pero, porque en su Persona divina encarnada, "se ha unido en cierto modo con todo hombre" (GS 22,2), él "ofrece a todos la posibilidad de que, en la forma de Dios sólo conocida, se asocien a este misterio pascual" (GS 22,5). El llama a sus discípulos a "tomar su cruz y a seguirle" (MT 16,24) porque él "sufrió por nosotros dejándonos ejemplo para que sigamos sus huellas" (1P 2,21). El quiere en efecto asociar a su sacrificio redentor a aquéllos mismos que son sus primeros beneficiarios (cf. Mc 10,39 JN 21,18-19 COL 1,24). Eso lo realiza en forma excelsa en su Madre, asociada más íntimamente que nadie al misterio de su sufrimiento redentor (cf. Lc 2,35):

Fuera de la Cruz no hay otra escala por donde subir al cielo (Sta. Rosa de Lima, vida)


Volvemos a la liturgia de la adoración de la Cruz

  • Oración universal (10 peticiones)
  • Adoración de la Santa Cruz
  • Sagrada Comunión

SANTO ENTIERRO (piedad popular)
“Nuestros pueblos se identifican particularmente con el Cristo sufriente, lo miran, lo besan o tocan sus pies lastimados como diciendo: Este es el “que me amó y se entregó por mí” (Ga 2,20)… También encuentran la ternura y el amor de Dios en el rostro de María. En ella ven reflejado el mensaje esencial del Evangelio…” (Aparecida 265).

Este acto de piedad necesita ser orientado hacia la vida de fe constante, discipular y misionera. Nuestra gente necesita darse cuenta que el corazón de este día está en la liturgia de la Pasión del Señor, sin descuidar los actos de piedad popular en familia.

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