SEGUNDO DOMINGO ADVIENTO (A)




MONICION AMBIENTAL
M. Este segundo domingo de Adviento se nos invita a la penitencia, sinónimo de conversión, arrepentimiento y de reparación por el pecado, para prepararnos al encuentro con el misterio del nacimiento del Redentor, que nos devuelve la semejanza divina a través del bautismo y de los demás sacramentos.         
ORACION COLECTA
Señor todopoderoso, rico en misericordia, cuando salimos animosos al encuentro de tu Hijo, no permitas que lo impidan los afanes de este mundo; guíanos hasta él con sabiduría divina para que podamos participar plenamente de su vida.
Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA
M.  El profeta Isaías afirma que los dones del Espíritu Santo son poseídos en plenitud por el Mesías, descendiente de David, cuya justicia y rectitud llenan la tierra hasta instaurar la armonía entre la creación y el hombre.
Lectura del libro de Isaías 11, 1-10.
Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor del Señor.
Le inspirará el temor del Señor. No juzgará por apariencias ni sentenciará solo de oídas; juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los desamparados. Herirá al violento con la vara de su boca, y al malvado con el aliento de sus labios.
La justicia será cinturón de sus lomos, y la lealtad, cinturón de sus caderas. Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pasteará.
La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño jugará en la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No harán daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país de ciencia del Señor, como las aguas colman el mar.
Aquel día, la raíz de Jesé se erguirá como enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles, y será gloriosa su morada.
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL Sal 71, 1-2. 12-13. 17(R.:cf.7)
M. Alabemos la justicia y la paz del Señor, pidiéndola para toda la tierra: R/. Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente.
Dios mío, confía tu juicio al rey, tú justicia al hijo de reyes, para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud. R/. Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente.
Que en sus días florezca la justicia y la paz hasta que falte la luna; que domine de mar a mar, del Gran Rio al confín de la tierra. R/. Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente.
El librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector; él se apiadará del pobre y del indigente, y salvará la vida de los pobres. R/. Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente.
Que su nombre sea eterno, y su fama dure como el sol: que él sea la bendición de todos los pueblos, y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R/. Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente.

SEGUNDA LECTURA
M. San Pablo en la carta a los Romanos nos invita a esperar, acogiéndonos mutuamente como Jesucristo nos acogió a nosotros sus discípulos.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 15, 4-9.
Hermanos: todas las antiguas Escrituras se escribieron para enseñanza nuestra, de modo de que entre nuestra paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza.
Que Dios, fuente de toda paciencia  y consuelo, os conceda estar de acuerdo entre vosotros, según Jesucristo, para que unánimes, a una voz, alabéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
En una palabra, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios. Quiero decir con esto que Cristo se hizo servidor de los judíos para probar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas hechas a los patriarcas; y, por otra parte, acoge a los gentiles para que alaben a Dios por su misericordia. Así, dice la Escritura.
«Te alabaré en medio de los gentiles
y cantaré a tu nombre.»
Palabra de Dios.

M. San Mateo relata la llamada a la conversión de Juan el Bautista como preparación para la venida de Jesucristo, cuyo bautismo es con el fuego del Espíritu Santo.
ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya Lc 3,4.6.
Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos. Todos verán la salvación de Dios.  ALELUYA.

EVANGELIO
† Lectura del santo evangelio según san Mateo 1, 1-12.
Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando:
«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.»
Este es el que anunció el profeta Isaías, diciendo:
«Una voz grita en el desierto:
“Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.”
Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados; y él los bautizaba en el Jordán. Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo:
«¡Carnada de víboras!, ¿Quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente?
Dad el fruto que pide la conversión.
Y no os hagáis ilusiones, pensando: “Abrahán es nuestro padre”, pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras.
Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego.
Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias.
Él os bautizara con el Espíritu Santo y fuego.
Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga.»
Palabra del Señor. 

CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA
CEC 522, 711-716, 722: los profetas y la espera del Mesías
CEC 523, 717-720: la misión de Juan Bautista
CEC 1427-29: la conversión de los bautizados
717 "Hubo un hombre, enviado por Dios, que se llamaba Juan. (JN 1,6). Juan fue "lleno del Espíritu Santo ya desde el seno de su madre" (LC 1,15 LC 1,41) por obra del mismo Cristo que la Virgen María acababa de concebir del Espíritu Santo. La "visitación" de María a Isabel se convirtió así en "visita de Dios a su pueblo" (LC 1,68).

718 Juan es "Elías que debe venir" (MT 17,10-13): El fuego del Espíritu lo habita y le hace correr delante [como "precursor"] del Señor que viene. En Juan el Precursor, el Espíritu Santo culmina la obra de "preparar al Señor un pueblo bien dispuesto" (LC 1,17).

719 Juan es "más que un profeta" (LC 7,26). En él, el Espíritu Santo consuma el "hablar por los profetas". Juan termina el ciclo de los profetas inaugurado por Elías (cf. Mt 11,13-14). Anuncia la inminencia de la consolación de Israel, es la "voz" del Consolador que llega (JN 1,23 cf. Is 40,1-3). Como lo hará el Espíritu de Verdad, "vino como testigo para dar testimonio de la luz" (JN 1,7 ;cf JN 15,26 JN 5,33). Con respecto a Juan, el Espíritu colma así las "indagaciones de los profetas" y la ansiedad de los ángeles (1P 1,10-12): "Aquél sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo... Y yo lo he visto y doy testimonio de que este es el Hijo de Dios ... He ahí el Cordero de Dios" (JN 1,33-36).

720 En fin, con Juan Bautista, el Espíritu Santo, inaugura, prefigurándolo, lo que realizará con y en Cristo: volver a dar al hombre la "semejanza" divina. El bautismo de Juan era para el arrepentimiento, el del agua y del Espíritu será un nuevo nacimiento (cf. Jn 3,5).

HERMENÉUTICA DE LA FE
San Juan Bautista, en la historia de la salvación, prepara los caminos del Señor en el corazón humano, “la liturgia lo presenta en este itinerario espiritual de espera y de oración que es el Aviento, con el fin que nosotros escuchemos sus llamamientos y hagamos nuestra su urgente llamada a la conversión” (San Juan Pablo II).
La persona y el mensaje de san Juan Bautista son una llamada fortísima a la penitencia. “Jesús mismo no inicia su ministerio con la revelación inmediata de las sublimes verdades de la fe, sino con la invitación a purificar la mente y el corazón de cuanto pudiera impedir la fructuosa acogida de la buena nueva… el Salvador exige de sus oyentes un cambio total de mentalidad mediante el reconocimiento sincero e integral de los derechos de Dios,… la penitencia es fuerza contra las fuerzas del mal” (PA 6).

Penitencia significa conversión, arrepentimiento y hacer penitencia: “Metánoia, que literalmente significa cambiar radicalmente la actitud del espíritu para hacerlo volver a Dios… el «volver en sí» y la decisión de regresar al padre. No puede haber reconciliación sin estas actitudes primordiales de la conversión;… Penitencia significa también arrepentimiento… Hacer penitencia quiere decir, sobre todo, restablecer el equilibrio y la armonía rotos por el pecado, cambiar dirección incluso a costa de sacrificio” (RP 26). Los dos primeros sentidos los encontramos en la parábola del hijo pródigo, en la actitud del hijo que vuelve a su padre.

El Bautista afirma la superioridad del bautismo del Mesías, empleando el término fuego, “en el fuego demuestra la vehemencia de la gracia, que no puede contrariarse, y para que se conozca que a semejanza de los antiguos y grandes profetas, puede transformar a los suyos. Por ello, pues, hace mención del fuego, porque muchas de las visiones de los profetas se verificaron por medio del fuego” (San Juan Crisóstomo).

La excelencia de Jesucristo es también subrayada por el Bautista cuando nos dice que no es digno de llevarle sus sandalias, “el Bautista, cuando habla del calzado del Señor en este texto, nada se proponía que no fuese ensalzar la excelencia de Dios y manifestar su propia humildad” (San Agustín).

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