VIGÉSIMO SEPTIMO DOMINGO T O (A)




MONICIÓN AMBIENTAL
Dios nos elige, nos llama y nos da abundantes gracias para que respondamos con amor a la vocación de ser su nuevo pueblo. Esto se evidencia en la imagen bíblica de la viña para referirse al pueblo de Dios. Debido al rechazo de las autoridades religiosas judías, Dios le confía su Reino a la Iglesia para que produzca frutos en íntima comunión con Jesucristo, la Vid verdadera. 

ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que con amor generoso desbordas los méritos y deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir.
Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA
M. El profeta Isaías recoge la imagen muy sugerente sobre Israel como la viña del Señor. El profeta llama a Israel para que produzca los frutos esperados. 
Lectura del libro de Isaías 5,1-7

Voy a cantar en nombre de mi amigo un canto de amor a su viña. Mi amigo tenía una viña en fértil collado. La entrecavó, la descantó, y plantó buenas cepas; construyó en medio una atalaya y cavó un lagar. Y esperó que diese uvas, pero dio agrazones. Pues ahora, habitantes de Jerusalén, hombres de Judá, por favor, sed jueces entre mí y mi viña. ¿Qué más cabía hacer por mi viña que yo no lo haya hecho? ¿Por qué, esperando que diera uvas, dio agrazones? Pues ahora os diré a vosotros lo que voy hacer con mi viña: quitar su valla para que sirva de pasto, derruir su tapia para que la pisoteen. La dejaré arrasada: no la podarán ni la escardarán, crecerán zarzas y cardos; prohibiré a las nubes que lluevan sobre ella. La viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel; son los hombres de Judá su plantel preferido. Esperó de ellos derecho, y ahí tenéis: asesinatos; esperó justicia, y ahí tenéis: lamentos.
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Sal 79,9 y 12. 13-14. 15-16. 19-20 (R.: Is 5, 7a)
M. Reconozcamos con el salmista la gracia de ser los sarmientos del Señor dispuestos a producir frutos: R/. La viña del Señor es la casa de Israel.

Sacaste una vid de Egipto,
expulsaste a los gentiles, y las trasplantaste.
Extendió sus sarmientos hasta el mar,
y sus brotes hasta el Gran Río.
R/. La viña del Señor es la casa de Israel.

¿Por qué has derribado su cerca
para que la saqueen los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas?
R/. La viña del Señor es la casa de Israel.

Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa.
R/. La viña del Señor es la casa de Israel.

No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre.
Señor, Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.
R/. La viña del Señor es la casa de Israel.

SEGUNDA LECTURA
M. San Pablo en la carta a los Filipenses nos exhorta a dar gracias, a tener paz en Dios y aspirar a todo lo bueno, noble, justo y virtuoso.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 4,6-9

Hermanos:
Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta. Y lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis, visteis en mí, ponedlo por obra. Y el Dios de la paz estará con vosotros.
Palabra de Dios.

M. San Mateo relata la parábola del propietario de una viña que manda a sus criados para que recojan los frutos, pero todos fueron maltratados e incluso al hijo del propietario lo mataron. Esta parábola se refiere a Israel y a la decisión de dar el Reino de Dios a otro pueblo.

ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya Cf. Jn 15,16
Yo os he elegido del mundo, para que vayáis y deis fruto,
y vuestro fruto dure
– dice el Señor -.

EVANGELIO

† Lectura del santo evangelio según san Mateo 21,33-43

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: “Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: “Tendrán respeto a mi hijo”. Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: “Éste es el heredero: venid, lo matamos y nos quedaremos con su herencia”. Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?” Le contestaron: “Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos”. Y Jesús les dice: “¿No habéis leído nunca en la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos”.
Palabra del Señor.

HOMILIA
Credo

ORACION DE LOS FIELES
El apóstol Pablo nos exhorta hoy a presentar a Dios nuestras oraciones y súplicas con acción de gracias. Digamos juntos: Escucha, Señor, nuestra oración.

Por la Iglesia: que sea abierta, universal y cercana a los hombres y mujeres del tercer milenio. Oremos. Escucha, Señor, nuestra oración.

Por los obispos y pastores de las comunidades cristianas: que el Señor dirija sus  proyectos y dé fecundidad a su ministerio. Oremos. Escucha, Señor, nuestra oración.

Por la paz en el mundo: que todos podamos disfrutar de una vida tranquila y feliz. Oremos. Escucha, Señor, nuestra oración.

Por los que son perseguidos a causa de su fe: que no decaigan ante las dificultades y encuentren en Jesús su consuelo. Oremos. Escucha, Señor, nuestra oración.

Por los que sufren: que el Señor los alivie y libere de sus males. Oremos. Escucha, Señor, nuestra oración.

Por los que hemos sido adquiridos por la sangre de Cristo: que demos nuestra vida por el Evangelio. Oremos. Escucha, Señor, nuestra oración.

Señor, atiende las oraciones que te presentamos los obreros de tu viña, ayúdanos a acoger con gozo la salvación que nos trae tu Hijo y a dar frutos de santidad para tu gloria. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, la oblación que tú has instituido, y por estos santos misterios, que celebramos para darte gracias, santifica a los que tú mismo has redimido.
Por Jesucristo nuestro Señor.

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Lm 3,25
Bueno es el Señor para el que espera en él, para el alma que le busca.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos, Señor todopoderoso, que de tal manera saciemos nuestra hambre y nuestra sed en estos sacramentos, que nos transformemos en lo que hemos recibido.
Por Jesucristo nuestro Señor.

CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA
CEC 755: la Iglesia es la viña de Dios
CEC 1830-1832: los dones y los frutos del Espíritu Santo
CEC 443: los profetas son los siervos, Cristo es el Hijo

1830 La vida moral de los cristianos está sostenida por los dones del Espíritu Santo. Estos son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo.

1831 Los siete dones del Espíritu Santo son: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. Pertenecen en plenitud a Cristo, Hijo de David (cf IS 11,1-2). Completan y llevan a su perfección las virtudes de quienes los reciben. Hacen a los fieles dóciles para obedecer con prontitud a las inspiraciones divinas.
Tu espíritu bueno me guíe por una tierra llana (PS 143,10).
Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios... Y, si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos de Cristo (RM 8,14 RM 8,17)

1832 Los frutos del Espíritu son perfecciones que forma en nosotros el Espíritu Santo como primicias de la gloria eterna. La tradición de la Iglesia enumera doce: ‘caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia, castidad’ (Ga 5,22-23, vg.).

HERMENÉUTICA DE LA FE
La parábola de ese domingo “es dramática porque en ella se habla también de violencia y de muerte; pero su epílogo se abre a la esperanza porque la muerte del hijo del dueño prefigura aquella de Cristo por el cual el mundo ha sido redimido… la viña del Señor comienza a vivir una nueva vida, y un pueblo nuevo está llamado a formar parte del reino de Dios” (San Juan Pablo II).

Esta parábola tiene un mensaje importante para las autoridades religiosas judías: “El Señor… les propuso esta parábola, para que ellos, sin saberlo, se sentenciaran a sí mismos, como sucedió a David, respecto de Natán. Comprendían además que lo que se había dicho se decía contra ellos, y por esto contestaron: "De ninguna manera". Llama a Jesucristo la piedra, los doctores de los judíos son los edificadores, que reprobaron a Jesucristo” (San Juan Crisóstomo).

Las mismas autoridades judías vaticinan el punto de inflexión respecto al pueblo de la primera alianza: “Como Caifás, así éstos no vaticinaron por sí mismos contra sí, puesto que se les había de privar de la divina gracia que había de pasar a los gentiles los cuales habían de dar fruto a su tiempo; y el Señor, a quien mataron, vino en seguida resucitado de entre los muertos y perdió a los malos colonos de mala manera. Entregó entonces su viña a otros colonos (esto es, a los apóstoles), o sea a aquéllos que creyeron, procedentes del pueblo judío” (Orígenes).

Dios no fracasa, como se recoge en la piedra desechada por los arquitectos, el triunfo definitivo le corresponde al amor divino: “De la muerte del Hijo brota la vida, se forma un nuevo edificio, una nueva viña. Él, que en Caná transformó el agua en vino, convirtió su sangre en el vino del verdadero amor, y así convierte el vino en su sangre. En el Cenáculo anticipó su muerte, y la transformó en el don de sí mismo, en un acto de amor radical.” (Benedicto XVI).
Los cristianos somos piedras vivas ejercitando las virtudes teologales. “Para que cada uno de nosotros sea piedra viva resistente, hemos de apoyarnos en el cimiento sólido de la piedad –que es un amor sincero a Jesucristo–, y de la fe cristiana, de la doctrina salvífica transmitida desde los tiempos de los Apóstoles” (San Juan Pablo II).

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