CUARTO DOMINGO PASCUA (B)
MONICIÓN
AMBIENTAL
La liturgia de este
domingo cuarto de Pascua nos presenta a Jesucristo, Buen Pastor, que dio y da
constantemente su vida para purificar y embellecer a su cuerpo místico, la
Iglesia. De este Buen Pastor hemos de aprender todos, identificándonos con Él,
viviendo una íntima comunión de Amor que nos permita reproducir su misma bondad
ORACIÓN
COLECTA
Dios todopoderoso y
eterno, que has dado a tu Iglesia el gozo inmenso de la resurrección de
Jesucristo, concédenos también la alegría eterna del reino de tus elegidos,
para que así el débil rebaño de tu Hijo tenga parte en la admirable victoria de
su Pastor.
Él, que vive y reina
contigo.
PRIMER
LECTURA
M. El libro de los Hechos
de los Apóstoles relata cómo Pedro testifica ante las autoridades israelitas y
ante el pueblo que gracias al poder de Jesucristo resucitado pudo curar a un
enfermo. Jesucristo es el único que nos permite alcanzar la salvación.
Lectura
del libro de los Hechos de los apóstoles
4, 8-12
En aquellos días, Pedro, lleno de
Espíritu Santo, dijo: —«Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un
favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a
ese hombre; pues, quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido
el nombre de Jesucristo Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien
Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre, se presenta éste sano ante
vosotros. Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y
que se ha convertido en piedra angular; ningún otro puede salvar; bajo el
cielo, no se nos hadado otro nombre que pueda salvarnos.»
Palabra de Dios.
SALMO
RESPONSORIAL
Sal 117, 1 y 8-9. 21-23. 26 y 28-29 (R/.: 22)
M. El
salmista afirma que Jesucristo es la piedra angular desechada por los
constructores israelitas. Conscientes de ser el nuevo pueblo de Dios en
Jesucristo damos gracias diciendo: R/. La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia. Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de
los hombres, mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los jefes. R/. La piedra que desecharon los
arquitectos es ahora la piedra angular.
Te doy gracias porque me escuchaste y
fuiste mi salvación. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora
la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro
patente. R/. La piedra que
desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Bendito el que viene en nombre del
Señor, os bendecimos desde la casa del Señor. Tu eres mi Dios, te doy
gracias; Dios mío, yo te ensalzo. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque
es eterna su misericordia. R/. La
piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
SEGUNDA
LECTURA
M. El apóstol san Juan en
su primera carta nos revela el amor de Dios la habernos hecho hijos suyos. El
mundo no conoce esta grandeza de nuestro ser cristiano porque no conoció a
Jesucristo.
Lectura de la primera carta del apóstol
san Juan 3,1-2
Queridos
hermanos:
Mirad
qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!
El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos
de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se
manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.
Palabra
de Dios.
MONICIÓN
DEL EVANGELIO
San Juan nos descubre a
Cristo como el Buen Pastor que da su Vida por sus ovejas. Esta ofrenda
sacrificial de Jesús nos abre el camino de la vida eterna en el bautismo y nos
alimenta por medio de la Eucaristía.
ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO Jn 10, 14
Aleluya
Yo
soy el buen Pastor—dice el Señor—, conozco a mis ovejas, y las mías me conocen.
EVANGELIO
Lectura
del santo evangelio según san Juan
10,11-18
En aquel tiempo, dijo Jesús: —«Yo soy
el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado,
que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas
y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le
importan las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías
me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi
vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil;
también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo
rebaño, un solo Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi
vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego
libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este
mandato he recibido de mi Padre.»
Palabra del Señor.
ORACION
DE LOS FIELES
Pidamos a Dios que el poder de Jesús Resucitado se
manifieste en su Iglesia, y en cuanto hoy queremos pedirle con fe. Digamos
juntos: Te lo pedimos, Señor.
Por la Iglesia: para que en este tiempo de gozo pueda reconocer
en sus pastores la presencia viva y misteriosa de Cristo, único Pastor
universal. Oremos. Te lo pedimos, Señor.
Por todos los sacerdotes y consagrados, por aquellos a quienes
se les confía el anuncio del Evangelio: para que transmitan el mensaje
liberador de Jesús desde un compromiso radical con la verdad. Oremos. Te
lo pedimos, Señor.
Por los jóvenes: para que el Señor les dé
generosidad para seguirlo. Oremos. Te lo pedimos, Señor.
Por los que sufren: para que Jesús los conforte y alivie. Oremos. Te
lo pedimos, Señor.
Por nosotros y por nuestros familiares y amigos: para que la
vida de Jesús se manifieste en las nuestras y demos gloria al Dios que nos
salva. Oremos. Te lo pedimos, Señor.
Tú que eres el Buen Pastor y el guía de tu Iglesia, Tú que
diste tu vida para que nosotros la tuviéramos en abundancia, escucha nuestras
oraciones y no permitas que nos
apartemos de tu redil. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, que la
celebración de estos misterios pascuales nos llene siempre de alegría y que la
actualización repetida de nuestra redención sea para nosotros fuente de gozo
incesante.
Por Jesucristo nuestro
Señor.
ANTÍFONA
DE COMUNIÓN
Ha resucitado el buen
Pastor que dio la vida por sus ovejas y se dignó morir por su grey. Aleluya.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Pastor bueno, vela con
solicitud sobre nosotros y haz que el rebaño adquirido por la sangre de tu Hijo
pueda gozar eternamente de las verdes praderas de tu reino.
Por Jesucristo nuestro
Señor.
CATECISMO
DE LA IGLESIA CATÓLICA
CEC
754, 764, 2665: Cristo, pastor de las ovejas y puerta del corral
CEC
553, 857, 861, 881, 896, 1558, 1561, 1568, 1574: el Papa y los obispos como
pastores
CEC
874, 1120, 1465, 1536, 1548-1551, 1564, 2179, 2686: los presbíteros como
pastores
CEC
756: Cristo, la piedra angular
CEC
1, 104, 239, 1692, 1709, 2009, 2736: ahora somos los hijos adoptivos de Dios
754
"La Iglesia, en efecto, es el redil cuya puerta única y necesaria
es Cristo(JN 10,1-10). Es también el rebaño cuy pastor será el mismo
Dios, como él mismo anunció (cf. Is 40,11 EZ 34,11-31). Aunque son
pastores humanos quienes gobiernan a las ovejas, sin embargo es Cristo mismo el
que sin cesar las guía y alimenta; El, el Buen Pastor y Cabeza de los pastores
(cf. Jn 10,11 1P 5,4), que dio su vida por las ovejas (cf. Jn
10,11-15)".
764
"Este Reino se manifiesta a los hombres en las palabras, en las obras y en
la presencia de Cristo" (LG 5). Acoger la palabra de Jesús es
acoger "el Reino" (ibid.). El germen y el comienzo del Reino son el
"pequeño rebaño" (LC 12,32), de los que Jesús ha venido a
convocar en torno suyo y de los que él mismo es el pastor (cf. Mt 10,16 MT
26,31 JN 10,1-21). Constituyen la verdadera familia de Jesús (cf. Mt
12,49). A los que reunió así en torno suyo, les enseñó no sólo una nueva
"manera de obrar", sino también una oración propia (cf. Mt 5-6).
2665
La oración de la Iglesia, alimentada por la palabra de Dios y por la celebración
de la liturgia, nos enseña a orar al Señor Jesús. Aunque esté dirigida sobre
todo al Padre, en todas las tradiciones litúrgicas incluye formas de oración
dirigidas a Cristo. Algunos salmos, según su actualización en la Oración de la
Iglesia, y el Nuevo Testamento ponen en nuestros labios y gravan en nuestros
corazones las invocaciones de esta oración a Cristo: Hijo de Dios, Verbo de
Dios, Señor, Salvador, Cordero de Dios, Rey, Hijo amado, Hijo de la Virgen,
Buen Pastor, Vida nuestra, nuestra Luz, nuestra Esperanza, Resurrección
nuestra, Amigo de los hombres...
HERMENÉUTICA
DE LA FE
Jesucristo afirma
que Él es el Buen Pastor, también afirma que Él es la Puerta. La bondad del
Pastor se manifiesta en su amor oblativo, que llega incluso al heroísmo de
entregar su propia vida por sus ovejas. Jesús compartió su ser Pastor con los
obispos y sacerdotes, no así su ser Puerta: “Nosotros, porque predicamos a
Cristo entramos por la puerta. Pero Cristo se predica a sí mismo; porque su
predicación le muestra a El mismo, muestra la luz y otras muchas cosas” (san
Agustín).
Estamos ante el
único sacrificio de Jesucristo que “da plenitud y sobrepasa a todos los
sacrificios (cf. He 10,10)”. Simultáneamente es también una doble
oblatividad del don “del mismo Dios Padre: es el Padre quien entrega al Hijo
para reconciliarnos con él (cf. Jn 4,10). Al mismo tiempo es ofrenda del
Hijo de Dios hecho hombre que, libremente y por amor (cf. Jn 15,13),
ofrece su vida (cf. Jn 10,17-18) a su Padre por medio del Espíritu Santo
(cf. He 9,14), para reparar nuestra desobediencia” (CEC 614).
El amor oblativo
de Jesucristo por sus ovejas revela su mismo amor por Dios Padre, “esa misma
caridad con que muero por mis ovejas es un testimonio del amor con que amo al
Padre” (san Gregorio). La oblación de Sí mismo en la Cruz, dada como alimento
eucarístico, alimenta a lo largo de la historia a sus ovejas “para hacer de su
cuerpo y de su sangre un sacramento para nosotros y para poder saciar con el
alimento de su carne a las ovejas que había rescatado” (san Gregorio).
La Iglesia en
cuanto redil tiene como única puerta a Cristo. La Iglesia en cuanto grey tiene
como Pastor al mismo Dios, hecho visible en Cristo que vino a servir a sus
hermanos. Esta obediencia de Cristo al Padre corresponde a la dimensión
sacrificial de Sí mismo. La
Eucaristía íntimamente relacionada con el sacrificio del Calvario, nos presenta
el don sacrificial ofrecido al Padre, que es aceptado correspondiendo con la
resurrección de su Hijo. Pero también este sacrificio fue entregado a la
Iglesia para que Jesús haga suyo el sacrificio de su cuerpo místico.
El amor o caridad de Cristo, Buen
Pastor, por sus ovejas está hecho “de atención, ternura, compasión, acogida,
disponibilidad, interés por los problemas de la gente” (RM 89). De este amor ha
de dar testimonio el verdadero misionero, gastando su vida por sus hermanos,
testimoniando un amor incluyente y sin preferencias. Además este amor fiel a
Cristo es inseparable de la fidelidad a la Iglesia.
Comentarios
Publicar un comentario