SEXTO DOMINGO T O (B)
MONICIÓN AMBIENTAL
Las lecturas de este domingo nos presentan la
ternura de Dios con aquellos que suplican con fe y humildad. Ante la súplica
confiada de un leproso el Señor lo cura al instante. Del mismo nosotros necesitamos
suplicar a Jesús ser curados de nuestro pecado y de nuestro egoísmo.
ORACIÓN COLECTA
Señor, tú que te complaces en habitar en los rectos
y sencillos de corazón, concédenos vivir por tu gracia de tal manera que
merezcamos tenerte siempre con nosotros.
Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
M. El libro del Levítico establece el proceso para
declarar impuro a un leproso, quien debe vivir fuera del campamento mientras
dure la enfermedad.
Lectura del libro del Levítico 13, 1-2.
44-46
El Señor dijo a Moisés y a Aarón: —«Cuando alguno
tenga una inflamación, una erupción o una mancha en la piel, y se le produzca
la lepra, será llevado ante Aarón, el sacerdote, o cualquiera de sus hijos
sacerdotes. Se trata de un hombre con lepra: es impuro. El sacerdote lo
declarará impuro de lepra en la cabeza. El que haya sido declarado enfermo de
lepra andará harapiento y despeinado, con la barba tapada y gritando:
"¡impuro, impuro!" Mientras le dure la afección, seguirá impuro;
vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento.»
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 31, 1-2. 5. 11 (R/.: cf. 7)
M. El salmista se dirige a Dios como su refugio,
como Aquel que devuelve la felicidad después de dar el perdón de la culpa.
Digamos con fe: R/. Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación.
Dichoso el que está absuelto de su culpa, a quien
le han sepultado su pecado; dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el
delito. R/.
Había pecado, lo reconocí, no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa» y tú perdonaste mi culpa y mi pecado R/.
Alegraos, justos, y gozad con el Señor; aclamadlo,
los de corazón sincero. R/.
SEGUNDA LECTURA
M. San Pablo en la carta a los Corintios nos invita
a que todo lo que hagamos sea para gloria de Dios, evitando los escándalos y
buscando el bien de todos.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a
los Corintios 10, 31-11, 1
Hermanos: Cuando comáis o bebáis o hagáis cualquier
otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios. No deis motivo de escándalo a los
judíos, ni a los griegos, ni a la Iglesia de Dios, como yo, por mi parte,
procuro contentar en todo a todos, no buscando mi propio bien, sino el de la
mayoría, para que se salven. Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo.
Palabra de Dios.
M. El Evangelio recoge el encuentro de un leproso
con Jesús. El leproso suplica con fe y humildad su curación. Jesús responde
inmediatamente a esta petición confiada.
ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya Lc 7, 16
Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha
visitado a su pueblo.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 40-45
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso,
suplicándole de rodillas: -«Si quieres, puedes limpiarme.» Sintiendo lástima,
extendió la mano y lo tocó, diciendo: —«Quiero: queda limpio.» La lepra se le
quitó inmediatamente, y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente:
—«No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote
y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés.» Pero, cuando se fue, empezó
a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía
entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun
así acudían a él de todas partes.
Palabra del Señor.
ORACIÓN
DE LOS FIELES
Hermanos,
sabiendo que Dios es nuestro refugio y salvación, acudamos a Él con confianza y
digámosle: Muéstranos tu gloria y tu compasión.
Para que la gloria de Dios
y la salvación de todos los hombres sea el móvil del vivir y actuar de la
Iglesia y de los cristianos. Oremos.
Para que termine la
división que existe entre los cristianos, y el deseo de unidad de Jesús sea
pronto una realidad. Oremos.
Para que los enfermos que
son marginados y juzgados, no les falte ayuda, y para que encuentren en sus
hermanos la cercanía de Dios que los ama como son. Oremos.
Para que el Señor
convierta el corazón de los que viven en pecado, los atraiga por su amor y los
consuele con su misericordia. Oremos.
Para que esta celebración
avive en nosotros el espíritu de gratitud a Dios que nos salva y que no deja de
bendecirnos, de curarnos y de darnos su paz. Oremos.
Gracias,
Padre, por tender tu mano poderosa sobre nuestras enfermedades y miserias;
recibe cuanto con humildad te hemos suplicado y haz que como el leproso del
Evangelio, proclamemos todo el bien que viene de Ti.
Por Jesucristo nuestro
Señor. Amén.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, que esta oblación nos purifique y nos renueve, y
sea causa de eterna recompensa para los que cumplen tu voluntad.
Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA
DE COMUNIÓN Jn
3,16
Tanto amó Dios al mundo
que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en
él, sino que tengan vida eterna.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados con el manjar
del cielo, te pedimos, Señor, que busquemos siempre las fuentes de donde brota
la vida verdadera.
Por Jesucristo nuestro Señor.
CATECISMO
DE LA IGLESIA CATÓLICA
CEC
1474: vivir en Cristo reúne a todos los creyentes en Él
CEC
1939-1942: la solidaridad humana
CEC 2288-2291: el
respeto de la salud
2288 La vida y la salud física son bienes preciosos confiados
por Dios. Debemos cuidar de ellos racionalmente teniendo en cuenta las
necesidades de los demás y el bien común.
El cuidado de la salud de los ciudadanos requiere la
ayuda de la sociedad para lograr las condiciones de existencia que permiten
crecer y llegar a la madurez: alimento y vestido, vivienda, cuidados de la
salud, enseñanza básica, empleo y asistencia social.
2289 La moral exige
el respeto de la vida corporal, pero no hace de ella un valor absoluto. Se
opone a una concepción neopagana que tiende a promover el culto del cuerpo,
a sacrificar todo a él, a idolatrar la perfección física y el éxito deportivo.
Semejante concepción, por la selección que opera entre los fuertes y los débiles,
puede conducir a la perversión de las relaciones humanas.
2290 La virtud de la
templanza conduce a evitar toda clase de excesos, el abuso de la comida,
del alcohol, del tabaco y de las medicinas. Quienes en estado de embriaguez, o
por afición inmoderada de velocidad, ponen en peligro la seguridad de los demás
y la suya propia en las carreteras, en el mar o en el aire, se hacen gravemente
culpables.
2291 El uso de la droga inflige muy
graves daños a la salud y a la vida humana. Fuera de los casos en que se
recurre a ello por prescripciones estrictamente terapéuticas, es una falta
grave. La producción clandestina y el tráfico de drogas son prácticas
escandalosas; constituyen una cooperación directa, porque incitan a ellas, a
prácticas gravemente contrarias a la ley moral.
HERMENÉUTICA
DE LA FE
El leproso suplica al Señor y se confía a su
voluntad omnipotente. “Él se arrodilla cayendo sobre su faz, lo que es señal de
humildad y vergüenza, para que cada cual se avergüence de las manchas de su
vida. Pero esta vergüenza no impide su confesión; muestra la llaga y pide el
remedio. Ya la misma confesión está llena de piedad y de fe. Si quieres, dice,
puedes. Esto es, puso la potestad en la voluntad del Señor” (Beda).
Jesús compadecido responde como Dios: ordena
que cese su enfermedad y al instante el leproso recobra la integridad de sus
tejidos corpóreos. Jesús “tocó con razón al leproso, aunque no era necesario el
tacto para que se operase la cura. No sólo no destruye la creencia del leproso,
sino más bien la confirma, puesto que la enfermedad huye de la palabra, y lo
que dijo el leproso de palabra, Él lo cumplió con la obra” (San Juan
Crisóstomo).
Jesús supera la separación de la comunidad
respecto a un leproso declarado impuro según la Ley, pero deja constancia de su
fidelidad a la Ley cuando manda que el leproso curado vaya y se presente al
sacerdote. Respecto al leproso San Juan Crisóstomo dice “lo manda al sacerdote
para que testifique la curación y para que no estuviera más fuera del templo,
pudiendo orar en él con los demás. Lo mandó también para cumplir con lo
prescrito por la ley, y para acallar la maledicencia de los judíos… completó la
obra mandándoles la prueba de ella”.
La
humanidad de Jesús es el instrumento eficaz para santificar a los hombres. El
contacto físico de Jesús constituye un vehículo de comunicación de su poder
redentor, íntimamente asociado a la dimensión sacramental de la Iglesia,
llamada a comunicar ese poder salvador a la humanidad herida por el egoísmo,
mucho más grave que la lepra. San Jerónimo dice “extendida verdaderamente la mano del
Salvador, esto es, encarnado el Verbo de Dios y tocando a la naturaleza humana,
purifica a ésta de los diversos y antiguos errores”. Cristo no solamente tocó para sanar
a algunos enfermos de su tiempo, también hoy quiere tocar a través de los
sacramentos a tantos que necesitamos ser curados especialmente en el espíritu y
en la psicología, no solamente en nuestros cuerpos.
El
contacto con Cristo nos debe llevar a contemplar la Verdad divina y a servir a
la humanidad. Este es el contenido del auténtico amor a la verdad. Jesús compartió plenamente nuestra vida
para redimirnos del pecado y de la muerte. Jesús abrazó el sufrimiento en su
Pasión, Muerte y Resurrección, abriéndonos el camino de la esperanza, el acceso
a la gloria. También nos enseña que por encima de llamar impuro al hombre debe
prevalecer su alta dignidad como persona, tanto a nivel religioso como a nivel
científico, pues el Señor ha abierto la puerta de la esperanza.
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