TRIGESIMO TERCER DOMINGO (B)



MONICION AMBIENTAL:

El banquete de la Palabra eterna e indestructible de Jesucristo, nos habla del final de la historia. El Señor en su Sabiduría y Prudencia prefiere ocultarnos el momento de su segunda Venida o Parusía para que estemos vigilantes. Esta actitud dinámica de la escatología cristiana también nos revela el proceso ya iniciado de la redención, que se encamina hacia su plenitud.

ORACION COLECTA

Señor, Dios nuestro, concédenos vivir siempre en tu servicio, porque en servirte a ti, creador de todo bien, consiste el gozo pleno y verdadero.

Por nuestro Señor Jesucristo.



PRIMERA LECTURA

M. El profeta Daniel habla de la intervención del arcángel Miguel para salvar al pueblo de Dios. Serán juzgados todos los hombres. Los sabios y los que enseñaron la justicia brillarán por toda la eternidad.

Lectura de la profecía de Daniel 12,1-3

Por aquel tiempo se levantará Miguel, el arcángel que se ocupa de tu pueblo: serán tiempos difíciles, como no los ha habido desde que hubo naciones hasta ahora. Entonces se salvará tu pueblo: todos los inscritos en el libro.

Muchos de los que duermen en el polvo despertarán: unos para vida eterna, otros para ignominia perpetua.

Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas, por toda la eternidad.

Palabra de Dios.





SALMO RESPONSORIAL 15,5 5 y 8.9-10.11 ( R/.:1)

M. El salmista se refugia en el Señor y pide su protección, esperando que Dios lo libre de la corrupción de la muerte y le enseñe el camino de la vida. Unámonos diciendo: R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti. 



El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;

mi suerte está en tu mano.

Tengo siempre presente al Señor,

con él a mi derecha no vacilaré.

R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti. 



Por eso se me alegra el corazón,

se gozan mis entrañas,

y mi carne descansa serena.

Porque no me entregarás a la muerte,

ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti. 



Me enseñarás el sendero de la vida,

me saciarás de gozo en tu presencia,

de alegría perpetua a tu derecha.

R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti. 



SEGUNDA LECTURA

M. San Pablo afirma que el único Sacrificio de Jesucristo ha sido ofrecido para el perdón de todos los pecados de los hombres, y con su única ofrenda ha perfeccionado a los que van siendo consagrados.

Lectura de la carta a los Hebreos 10,11-14.18



Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio, diariamente, ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados.

Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies.

Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados.

Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados.

Palabra de Dios

M. El evangelio de san Marcos nos habla de la Parusía del Señor, ocultándonos el momento preciso para que estemos vigilantes. También nos habla del valor eterno e indestructible de la Palabra de Jesús.

ACLAMACIÒN ANTES DEL EVANGELIO.



 Aleluya Lc 21,36

Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para manteneros en pie ante el Hijo del hombre.



EVANGELIO

+ Lectura del Santo evangelio según san Marcos 13,24-32

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—“En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán.

Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte.

Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas  y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta. Os  aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre.”

Palabra del Señor.

ORACION UNIVERSAL

Pidamos hermanos, al Señor que escuche nuestras súplicas y acoja con bondad nuestras peticiones, respondiendo todos: Jesús, intercede por nosotros.

1.   Para que el Señor, el único que puede inspirar y llevar a término los buenos propósitos, multiplique el número de fieles que, abandonando todas las cosas, se consagren exclusivamente a él en la vida religiosa, roguemos al Señor R/.  Jesús, intercede por nosotros.

2.   Para que Dios, al que han de servir los poderes humanos, conceda a los jefes de las naciones buscar la voluntad divina, temer a Dios en el cumplimiento de su misión y acertar en sus decisiones, roguemos al Señor R/. Jesús, intercede por nosotros.

3.   Para que Dios, que ha creado los alimentos para los seres vivos, mire con misericordia a las criaturas que en distintos lugares pasan hambre y les conceda el alimento necesario, roguemos al Señor R/. Jesús, intercede por nosotros.

4.   Para que el Señor, que nos ha dado el mandamiento nuevo del amor, nos dé fuerza para amar a nuestros enemigos y cumplir su precepto de devolver bien por mal, roguemos al Señor R/. Jesús, intercede por nosotros.

Dios nuestro, que no dejas de velar por tu pueblo, escucha nuestras oraciones y haz que crezca en nosotros la convicción de que los que duermen en el polvo despertarán; infunde en nosotros tu Espíritu, para que, actuando con amor, esperemos sin desfallecer la manifestación gloriosa de tu Hijo, que vendrá para reunir a sus elegidos en su reino. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.



ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS.

Concédenos, Señor,

que esta ofrenda sea agradable a tus ojos,

nos alcance la gracia de servirte con amor

y nos consiga los gozos eternos.

Por Jesucristo nuestro Señor.



ANTIFONA DE  COMUNIÓN  Sal   72,28

Para mi lo bueno es estar junto a Dios, hacer del Señor mi refugio.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.

Ahora que hemos recibido

el don sagrado de tu sacramento,

humildemente te pedimos, Señor,

que el memorial que tu Hijo nos mandó celebrar aumente la caridad en todos nosotros.

Por Jesucristo nuestro Señor.





CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA

CEC 1038-1050: el juicio final, la esperanza de los cielos nuevos y de la tierra nueva

CEC 613-614, 1365-1367: la muerte de Cristo es el sacrificio único y definitivo; la Eucaristía

1038 La resurrección de todos los muertos, "de los justos y de los pecadores" (AC 24,15), precederá al Juicio final. Esta será "la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz y los que hayan hecho el bien resucitarán para la vida, y los que hayan hecho el mal, para la condenación" (JN 5,28-29). Entonces, Cristo vendrá "en su gloria acompañado de todos sus ángeles,... Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha, y las cabras a su izquierda... E irán estos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna." (MT 25,31 MT 25,32 MT 25,46).



1039 Frente a Cristo, que es la Verdad, será puesta al desnudo definitivamente la verdad de la relación de cada hombre con Dios (cf. Jn 12,49). El Juicio final revelará hasta sus últimas consecuencias lo que cada uno haya hecho de bien o haya dejado de hacer durante su vida terrena:



Todo el mal que hacen los malos se registra -y ellos no lo saben. El día en que "Dios no se callará" (PS 50,3) ... Se volverá hacia los malos: "Yo había colocado sobre la tierra, dirá El, a mis pobrecitos para vosotros. Yo, su cabeza, gobernaba en el cielo a la derecha de mi Padre -pero en la tierra mis miembros tenían hambre. Si hubierais dado a mis miembros algo, eso habría subido hasta la cabeza. Cuando coloqué a mis pequeñuelos en la tierra, los constituí comisionados vuestros para llevar vuestras buenas obras a mi tesoro: como no habéis depositado nada en sus manos, no poseéis nada en Mí" (San Agustín, serm. 18, 4, 4).



1040 El Juicio final sucederá cuando vuelva Cristo glorioso. Sólo el Padre conoce el día y la hora en que tendrá lugar; sólo El decidirá su advenimiento. Entonces, El pronunciará por medio de su Hijo Jesucristo, su palabra definitiva sobre toda la historia. Nosotros conoceremos el sentido último de toda la obra de la creación y de toda la economía de la salvación, y comprenderemos los caminos admirables por los que Su Providencia habrá conducido todas las cosas a su fin último. El juicio final revelará que la justicia de Dios triunfa de todas las injusticias cometidas por sus criaturas y que su amor es más fuerte que la muerte (cf.  Ct  CT 8,6).



1041 El mensaje del Juicio final llama a la conversión mientras Dios da a los hombres todavía "el tiempo favorable, el tiempo de salvación" (2CO 6,2). Inspira el santo temor de Dios. Compromete para la justicia del Reino de Dios. Anuncia la "bienaventurada esperanza" (TT 2,13) de la vuelta del Señor que "vendrá para ser glorificado en sus santos y admirado en todos los que hayan creído" (2TH 1,10).



1042 Al fin de los tiempos el Reino de Dios llegará a su plenitud. Después del juicio final, los justos reinarán para siempre con Cristo, glorificados en cuerpo y alma, y el mismo universo será renovado:



La Iglesia ... sólo llegará a su perfección en la gloria del cielo...cuando llegue el tiempo de la restauración universal y cuando, con la humanidad, también el universo entero, que está íntimamente unido al hombre y que alcanza su meta a través del hombre, quede perfectamente renovado en Cristo (LG 48).



1043 La Sagrada Escritura llama "cielos nuevos y tierra nueva" a esta renovación misteriosa que trasformará la humanidad y el mundo (2P 3,13 cf. AP 21,1). Esta será la realización definitiva del designio de Dios de "hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra" (EP 1,10).



1044 En este "universo nuevo" (AP 21,5), la Jerusalén celestial, Dios tendrá su morada entre los hombres. "Y enjugará toda lágrima de su ojos, y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado" (AP 21,4 ; cf. Ap 21,27).

1045 Para el hombre esta consumación será la realización final de la unidad del género humano, querida por Dios desde la creación y de la que la Iglesia peregrina era "como el sacramento" (LG 1). Los que estén unidos a Cristo formarán la comunidad de los rescatados, la Ciudad Santa de Dios (AP 21,2), "la Esposa del Cordero" (AP 21,9). Ya no será herida por el pecado, las manchas (cf. AP 21,27), el amor propio, que destruyen o hieren la comunidad terrena de los hombres. La visión beatífica, en la que Dios se manifestará de modo inagotable a los elegidos, será la fuente inmensa de felicidad, de paz y de comunión mutua.



1046 En cuanto al cosmos, la Revelación afirma la profunda comunidad de destino del mundo material y del hombre:



Pues la ansiosa espera de la creación desea vivamente la revelación de los hijos de Dios ... en la esperanza de ser liberada de la servidumbre de la corrupción ... Pues sabemos que la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto. Y no sólo ella; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, nosotros mismos gemimos en nuestro interior anhelando el rescate de nuestro cuerpo (RM 8,19-23).



1047 Así pues, el universo visible también está destinado a ser transformado, "a fin de que el mundo mismo restaurado a su primitivo estado, ya sin ningún obstáculo esté al servicio de los justos", participando en su glorificación en Jesucristo resucitado (San Ireneo, haer. 5, 32, 1).



1048 "Ignoramos el momento de la consumación de la tierra y de la humanidad, y no sabemos cómo se transformará el universo. Ciertamente, la figura de este mundo, deformada por el pecado, pasa, pero se nos enseña que Dios ha preparado una nueva morada y una nueva tierra en la que habita la justicia y cuya bienaventuranza llenará y superará todos los deseos de paz que se levantan en los corazones de los hombres"(GS 39,1).



1049 "No obstante, la espera de una tierra nueva no debe debilitar, sino más bien avivar la preocupación de cultivar esta tierra, donde crece aquel cuerpo de la nueva familia humana, que puede ofrecer ya un cierto esbozo del siglo nuevo. Por ello, aunque hay que distinguir cuidadosamente el progreso terreno del crecimiento del Reino de Cristo, sin embargo, el primero, en la medida en que puede contribuir a ordenar mejor la sociedad humana, interesa mucho al Reino de Dios" (GS 39,2).



1050 "Todos estos frutos buenos de nuestra naturaleza y de nuestra diligencia, tras haberlos propagado por la tierra en el Espíritu del Señor y según su mandato, los encontramos después de nuevo, limpios de toda mancha, iluminados y transfigurados cuando Cristo entregue al Padre el reino eterno y universal" (GS 39,3 cf. LG 2). Dios será entonces "todo en todos" (1CO 15,22), en la vida eterna:



La vida subsistente y verdadera es el Padre que, por el Hijo y en el Espíritu Santo, derrama sobre todos sin excepción los dones celestiales. Gracias a su misericordia, nosotros también, hombres, hemos recibido la promesa indefectible de la vida eterna (San Cirilo de Jerusalén, catech. ill. 18, 29).

HERMENÉUTICA DE LA FE

En cuanto al momento de la venida del Señor, El Señor guarda silencio porque Él es la Sabiduría y la Prudencia, como lo hizo en más de alguna ocasión, para que todos estemos siempre alertas a su venida. Por esto más adelante afirma: velad. Dios ha preferido que el hombre no conozca el momento de su Parusía ni la arremetida final del mal. Por tanto, son falsos y engañosos los intentos por prever el final de la historia, como lo hacen quienes interpretan literalmente la Parusía (cf. San Juan Pablo II).

El Reino de Dios no solamente llama a la conversión y a la fe sino también a la vigilancia, puesto que en el contexto del pasaje de san Marcos el Señor no solamente habla del final de la historia sino también del final de cada hombre. La oración le permite al creyente esperar la venida gloriosa del Señor. En comunión con Jesucristo la oración del discípulo es un combate espiritual para no caer en la tentación. He aquí el sentido dinámico de la escatología cristiana: ya ha comenzado en la historia y se encamina hacia su plenitud.

A nivel personal el creyente ha de estar vigilante esperando su último día, su muerte, el momento donde el tiempo terrenal se cierra y se abre para cada ser humano la dimensión de la eternidad, ese día Jesús viene para cada uno como redentor y como juez. El simbolismo cósmico del pasaje evangélico indica que Jesucristo pronunciará su juicio sobre la historia humana, poniéndole fin al mundo de la mentira, de la violencia y de la injusticia.

Todos tenemos que hacer un esfuerzo por mejorar en esta tierra nuestras situaciones políticas, sociales, económicas, pero siempre con la perspectiva puesta en la eternidad. La esperanza anima para reflejar en la tierra la belleza, la justicia, el amor de aquel reino. Reflejos nada más, porque lo verdadero y lo definitivo, solamente se lo reserva la esperanza, y la esperanza es la que anima estos trabajos. La esperanza que debe de ser como la virtud de los políticos, de los hombres que luchan. ¡La esperanza cristiana!

…la historia es una continua madre dando a luz; algo viejo muere y algo nuevo nace siempre en la historia. Y el hombre de esperanza sabe que todos los dolores del país como los dolores de la familia, el sufrimiento del hogar, son dolores de la nueva criatura que ha de nacer si en el dolor elevamos el corazón a Dios, que también quiere cobrarse, de nuestra parte, nuestro propio dolor y sufrimiento para colaborar él con su omnipotencia en la salvación de nuestro pueblo” (San Oscar Romero).

Las palabras de Jesucristo no pasarán porque tienen la fuerza de la verdad, que es indestructible y eterna. Por esto son palabras de vida eterna las pronunciadas por el Señor. La resurrección fue el sello divino de las palabras y de la vida de Jesús, fue el signo definitivo de su verdad: Jesucristo venció la muerte y nos comunicó la esperanza de la resurrección.

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