DOMUND (C)





MONICION AMBIENTAL
M. La Iglesia celebra este día el mandato misionero recibido de Jesucristo, por quien Ella vive y a quien sirve por amor. La Iglesia ha de hacer de todos los pueblos discípulos de Jesús y ha de darles la santidad por medio de los sacramentos, además de predicarles la Buena Nueva, y de regirlos con el mandamiento del amor, hasta que alcancen la plenitud del Reino de los cielos. 
         
ORACION COLECTA
Oh Dios, que quieres que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad, mira tu inmensa mies y envíale operarios, para que sea predicado el Evangelio a toda criatura, y tu grey, congregada por la palabra de vida y sostenida por la fuerza de los sacramentos, camine por las sendas de la salvación y del amor. Por nuestro señor Jesucristo. 

PRIMERA LECTURA
M. El profeta Zacarías habla de Jerusalén como el lugar santo donde todos los pueblos de la tierra buscan al Señor, conscientes que el Señor está con los judíos.
Lectura del  libro del profeta Zacarías 8,20-23
Así dice el Señor de los ejércitos:
Todavía vendrán pueblos y vecinos de ciudades populosas; los de una ciudad irán a otra y les dirán: “Vamos a aplacar al Señor”. “Yo voy contigo a visitar al Señor de los ejércitos.”
Así vendrán pueblos numerosos y naciones poderosas a visitar al Señor de los ejércitos en Jerusalén y a aplacar al Señor.
Así dice el Señor de los ejércitos:
En aquellos días, diez hombres de cada lengua extranjera agarrarán a un judío por la orla del manto y le dirán: “Vamos con vosotros, pues hemos oído que Dios esta con vosotros.”   
Palabra de Dios.

SALMO RESPOSORIAL Sal 66,2-8
M. El salmista invita a que todos los pueblos de la tierra alaben al Señor, digamos nosotros llenos de fe: R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.

El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación. R/.
Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra. R/.
Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines del orbe. R/.

SEGUNDA LECTURA
M. San Pablo nos invita a confesar la divinidad de Jesús y su poder de darnos vida, por medio de la fe anunciada por los apóstoles.

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos 10,15-20.
Hermanos: Basta que cada uno declare con su boca que Jesús es el Señor y que crea en su corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, para que pueda salvarse. En efecto, hay que creer con el corazón para alcanzar la santidad y declarar con la boca para alcanzar la salvación.
Por eso dice la escritura, ninguno que crea en él quedará defraudado, porque no existe diferencia entre judío y no judío, ya que uno mismo es el Señor de todos, esplendido con todos los que lo invocamos, pues todo el que invoque al Señor como a su Dios, será salvado por él.
Ahora bien, ¿Cómo van a invocar al Señor, si no creen en él? ¿y cómo van a creer en él, si no han oído hablar de él? ¿Y cómo van oír hablar de él, si no hay nadie que se lo anuncie? ¿Y cómo va haber quienes lo anuncien, si no son enviados? Por eso dice la escritura: ¡Qué hermoso es ver correr sobre los montes al mensajero que trae buenas noticias!
Sin embargo, no todos han creído en el evangelio. Ya lo dijo Isaías: Señor, ¿Quién ha creído en nuestra predicación? Por tanto, la fe viene de la predicación, que consiste en anunciar la palabra de Cristo.
Entonces yo pregunto: ¿acaso no habrán oído la predicación? ¡Claro que la han oído!, pues la escritura dice: la voz de los mensajeros ha resonado en todo el mundo y su palabra ha llegado hasta el último rincón de la tierra.
Palabra de Dios.

M. San Marcos relata el mandato misionero que recibe la Iglesia antes de la Ascensión de Jesucristo, unido a la fuerza divina del Espíritu de Jesucristo.
ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya Mt 28,19.20
Id y haced discípulos de todos los pueblos –dice el Señor–; yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.

EVANGELIO
† Lectura del santo evangelio según san Marcos 16,15-20
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo:
«Id al mundo entero y proclamad el evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañaran estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.»
Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.
Palabra del Señor. 

CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA
CEC 588, 2559, 2613, 2631: la humildad es el fundamento de la oración
CEC 2616: Jesús satisface la oración de la fe
CEC 2628: la adoración, la disposición del hombre que se reconoce criatura delante del Señor
CEC 2631: la oración de perdón es el primer motivo de la oración de petición

588 Jesús escandalizó a los fariseos comiendo con los publicanos y los pecadores (cf. Lc 5,30) tan familiarmente como con ellos mismos (cf. Lc 7,36 LC 11,37 LC 14,1). Contra algunos de los "que se tenían por justos y despreciaban a los demás" (LC 18,9 cf. Jn 7,49 JN 9,34), Jesús afirmó: "No he venido a llamar a conversión a justos, sino a pecadores" (LC 5,32). Fue más lejos todavía al proclamar frente a los fariseos que, siendo el pecado una realidad universal (cf. Jn 8,33-36), los que pretenden no tener necesidad de salvación se ciegan con respecto a sí mismos (cf. Jn 9,40-41).

2559 "La oración es la elevación del alma a Dios o la petición a Dios de bienes convenientes"(San Juan Damasceno, f. o. 3, 24). ¿Desde dónde hablamos cuando oramos? ¿Desde la altura de nuestro orgullo y de nuestra propia voluntad, o desde "lo más profundo" (PS 130,14) de un corazón humilde y contrito? El que se humilla es ensalzado (cf LC 18,9-14). La humildad es la base de la oración. "Nosotros no sabemos pedir como conviene"(RM 8,26). La humildad es una disposición necesaria para recibir gratuitamente el don de la oración: el hombre es un mendigo de Dios (cf San Agustín, serm 56, 6, 9).

2613 S. Lucas nos ha trasmitido tres parábolas principales sobre la oración:
La primera, "el amigo importuno" (cf LC 11,5-13), invita a una oración insistente: "Llamad y se os abrirá". Al que ora así, el Padre del cielo "le dará todo lo que necesite", y sobre todo el Espíritu Santo que contiene todos los dones.
La segunda, "la viuda importuna" (cf LC 18,1-8), está centrada en una de las cualidades de la oración: es necesario orar siempre, sin cansarse, con la paciencia de la fe. "Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará fe sobre la tierra?"
La tercera parábola, "el fariseo y el publicano" (cf LC 18,9-14), se refiere a la humildad del corazón que ora. "Oh Dios, ten compasión de mí que soy pecador". La Iglesia no cesa de hacer suya esta oración: "¡Kyrie eleison!".

2631 La petición de perdón es el primer movimiento de la oración de petición (cf el publicano: "ten compasión de mí que soy pecador": LC 18,13). Es el comienzo de una oración justa y pura. La humildad confiada nos devuelve a la luz de la comunión con el Padre y su Hijo Jesucristo, y de los unos con los otros (cf 1JN 1, 7-2, 2): entonces "cuanto pidamos lo recibimos de El" (1JN 3,22). Tanto la celebración de la eucaristía como la oración personal comienzan con la petición de perdón.

HERMENÉUTICA DE LA FE
El mandato misionero de Jesucristo tiene dos características: es universal y cuenta con Cristo íntimamente unido a la fuerza de su Espíritu. La misión evangelizadora, movida por la caridad pues el gran Protagonista es el Espíritu Santo, es un mandato expreso de Jesucristo. La Iglesia ha de comunicar a todos los hombres la vida divina recibida del Señor. Se evangeliza a través del testimonio, de la predicación, de los sacramentos y de la dispensación de la gracia. La misión es encomendada a todos: a los obispos, sucesores de los Apóstoles, e íntimamente unidos a ellos a los presbíteros, colaboradores de los obispos, a fin de que todos los hombres consigan la salvación por medio de la fe, del bautismo y del cumplimiento de los mandamientos. Los presbíteros han de predicar la verdad del Evangelio, no su sabiduría sino la Palabra de Dios, que contiene la verdad sobre Jesucristo, la Iglesia y el hombre.

En virtud del bautismo y la confirmación la familia también es enviada para anunciar la vida y el amor mediante el testimonio y la palabra, es enviada como sujeto protagonista de evangelización. Al interior de la familia ésta vocación y misión se realiza a través de la tarea educadora de los hijos, cultivando particularmente las vocaciones consagradas. La práctica de la caridad en la verdad, vivida en la iglesia doméstica y en la comunidad, conduce a los hombres al encuentro con Dios en Cristo.

Hacer discípulos indica un nuevo estilo de vida, que comunica la comunión con Cristo, Vida verdadera. Este encuentro y seguimiento de Cristo, realidad fundante de toda otra realidad, permite permanecer en el Camino, la Verdad y la Vida. Accediendo a Jesucristo, se accede al conocimiento de la Realidad fundante que es Dios, ya que Jesucristo es quien conoce plenamente al Padre. Sin la comunión con Cristo la vida se vuelve un enigma indescifrable, carente de esperanza.

La fuerza que viene del Espíritu y que permitió a los Apóstoles obrar milagros era extraordinaria en los comienzos por la novedad del cristianismo. Sin embargo, esa fuerza divina sigue acompañándonos y da los medios para que la Iglesia cumpla su misión, tal poder se evidencia a través de los sacramentos y de la liturgia. De hecho, la Iglesia es el gran sacramento universal de salvación, es decir, es signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano.

La misión evangelizadora supone la mediación de la Iglesia como lugar de la predicación y de la escucha, como dispensadora de las gracias sacramentales. Jesucristo, único Mediador, quiso la mediación de la Iglesia, su cuerpo místico, para implantar su Reino entre los hombres cuando afirmó la necesidad de la fe y del bautismo, al enseñar, santificar y gobernar al nuevo pueblo de Dios.
Jesús ascendió a los cielos con su propio poder, se sentó a la derecha del Padre para indicar que es Juez y que habita en la bienaventuranza eterna. En el juicio final aquellos que rechazaron la misión evangelizadora, continuación de la misión de Jesucristo, serán privados de la bienaventuranza eterna, al autoexcluirse voluntariamente.

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR (C)

PRIMER DOMINGO CUARESMA (B)

DOMINGO XXX T O (A)