DÉCIMO SEXTO DOMINGO T O (C)




MONICION AMBIENTAL
El Señor nos invita este domingo a darle primacía a la escucha y contemplación de su Palabra, capaz de transformarnos integralmente y movernos a la comunión misionera con los demás. Hemos de privilegiar los bienes espirituales que trae Jesucristo, sabiendo que esos valores alcanzarán su plenitud después de nuestra muerte.
ORACION COLECTA
Muéstrate propicio con tus hijos, Señor, y multiplica sobre ellos los dones de tu gracia, para que, encendidos de fe, esperanza y caridad, perseveren fielmente en el cumplimiento de tu ley.
Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA
M. En el libro del Génesis escucharemos la visita del Señor a Abraham, quien hospedó a tres hombres enviados por Dios. Al final de la acogida hecha por Abraham, uno de ellos le anuncio el nacimiento de un hijo de la entrañas de Sara.
Lectura del libro del Génesis 18,1-10ª
En aquellos días, el Señor se le apareció a Abraham junto a la encina de Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda, porque hacía calor.  Alzo la vista y vio a tres hombres en pie frente a él. Al verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda y se prosternó en tierra, diciendo:
―”Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo. Haré que traigan agua para que os lavéis los pies y descanséis junto al árbol. Mientras, traeré un pedazo de pan para que cobréis fuerzas antes de seguir, ya que habéis pasado junto a vuestro siervo.”
Contestaron:
―”Bien, haz lo que dices.”
Abraham entró corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo:
―”Aprisa, tres cuartillos de flor de harina, amásalos y haz una hogaza.”
Él corrió a la vacada, escogió un ternero hermoso y se lo dio a un criado para que lo guisase en seguida. Tomó también cuajada, leche, el ternero guisado y se lo sirvió. Mientras él estaba en pie bajo el árbol, ellos comieron.
Después le dijeron:
―” ¿Dónde está Sara, tu mujer?”
Contestó:
 ―”Aquí, en la tienda.”
Añadió uno:
―”Cuando vuelva a ti, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo.”
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL Sal 14,2-3ab.3cd-4ab.5 (R.:1a)
M. Con el salmista preguntamos al Señor sobre las cualidades de un huésped de él, diciendo: R/. Señor, ¿Quién puede hospedarse en tu tienda?
El que procede honradamente y practica la justicia, el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua. R/. Señor, ¿Quién puede hospedarse en tu tienda?
El que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino, el que considera despreciable al impío y honra a los que  temen al Señor. R/. Señor, ¿Quién puede hospedarse en tu tienda?
El que no presta dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R/. Señor, ¿Quién puede hospedarse en tu tienda?

SEGUNDA LECTURA
M. En la carta a los Colosenses San Pablo hace ver que con sus sufrimientos completa los dolores de Jesucristo por su Iglesia, a quien debe anunciar todo el misterio de Dios.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 1,24-28
Hermanos:
Ahora me alegro de sufrir por vosotros: así completo en mi carne los dolores de Cristo, sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia, de la cual Dios me ha nombrado ministro, asignándome la tarea de anunciaros a vosotros su mensaje completo: el misterio que Dios ha tenido escondido desde siglos y generaciones y que ahora ha revelado a sus santos.
A éstos ha querido Dios dar a conocer la gloria y riqueza que este misterio encierra para los gentiles: es decir, que Cristo es para vosotros la esperanza de la gloria.
Nosotros anunciamos a este Cristo; amonestamos a todos, enseñamos a todos, con todos los recursos de la sabiduría, para que todos lleguen a la madurez en su vida en Cristo.
Palabra de Dios. 

M. El evangelio destaca la actitud de María que se alimenta de la Palabra de Dios, en la escucha y en la oración. Lo realmente importante es el Reino de Dios y su justicia.

ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya cf. Lc 8,15
Dichosos los que con un corazón noble y generoso guardan la palabra de Dios y dan fruto perseverando.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según San Lucas 10,38-42
En aquel tiempo entro Jesús a una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo:
Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.”
Pero el Señor le contestó:
Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha elegido la parte mejor, y no se la quitarán.
Palabra del Señor.

CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA
CEC 2571: la hospitalidad de Abrahán
CEC 2241: acoger al extranjero
CEC 2709-2719: la contemplación
CEC 618, 1508: participar del sufrimiento del Cuerpo de Cristo
CEC 568, 772: “la esperanza de la gloria” en la Iglesia y en sus sacramentos

2709 ¿Qué es esta oración? Santa Teresa responde: "no es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama" (vida VIE 8).

La contemplación busca al "amado de mi alma" (CT 1,7 cf CT 3,1-4). Esto es, a Jesús y en él, al Padre. Es buscado porque desearlo es siempre el comienzo del amor, y es buscado en la fe pura, esta fe que nos hace nacer de él y vivir en él. En la contemplación se puede también meditar, pero la mirada está centrada en el Señor.

2710 La elección del tiempo y de la duración de la oración de contemplación depende de una voluntad decidida reveladora de los secretos del corazón. No se hace contemplación cuando se tiene tiempo sino que se toma el tiempo de estar con el Señor con la firme decisión de no dejarlo y volverlo a tomar, cualesquiera que sean las pruebas y la sequedad del encuentro. No se puede meditar en todo momento, pero sí se puede entrar siempre en contemplación, independientemente de las condiciones de salud, trabajo o afectividad. El corazón es el lugar de la búsqueda y del encuentro, en la pobreza y en la fe.

2711 La entrada en la contemplación es análoga a la de la Liturgia eucarística: "recoger" el corazón, recoger todo nuestro ser bajo la moción del Espíritu Santo, habitar la morada del Señor que somos nosotros mismos, despertar la fe para entrar en la presencia de Aquél que nos espera, hacer que caigan nuestras máscaras y volver nuestro corazón hacia el Señor que nos ama para ponernos en sus manos como una ofrenda que hay que purificar y transformar.
  
2712 La contemplación es la oración del hijo de Dios, del pecador perdonado que consiente en acoger el amor con el que es amado y que quiere responder a él amando más todavía (cf LC 7,36-50 LC 19,1-10). Pero sabe que su amor, a su vez, es el que el Espíritu derrama en su corazón, porque todo es gracia por parte de Dios. La contemplación es la entrega humilde y pobre a la voluntad amante del Padre, en unión cada vez más profunda con su Hijo amado.

2713 Así, la contemplación es la expresión más sencilla del misterio de la oración. Es un don, una gracia; no puede ser acogida más que en la humildad y en la pobreza. La oración contemplativa es una relación de alianza establecida por Dios en el fondo de nuestro ser (cf JR 31,33). Es comunión: en ella, la Santísima Trinidad conforma al hombre, imagen de Dios, "a su semejanza".

2714 La contemplación es también el tiempo fuerte por excelencia de la oración. En ella, el Padre nos concede "que seamos vigorosamente fortalecidos por la acción de su Espíritu en el hombre interior, que Cristo habite por la fe en nuestros corazones y que quedemos arraigados y cimentados en el amor" (EP 3,16-17).

2715 La contemplación es mirada de fe, fijada en Jesús. "Yo le miro y él me mira", decía, en tiempos de su santo cura, un campesino de Ars que oraba ante el Sagrario. Esta atención a El es renuncia a "mí". Su mirada purifica el corazón. La luz de la mirada de Jesús ilumina los ojos de nuestro corazón; nos enseña a ver todo a la luz de su verdad y de su compasión por todos los hombres. La contemplación dirige también su mirada a los misterios de la vida de Cristo. Aprende así el "conocimiento interno del Señor" para más amarle y seguirle (cf San Ignacio de Loyola, ex. sp. 104).

2716 La contemplación es escucha de la palabra de Dios. Lejos de ser pasiva, esta escucha es la obediencia de la fe, acogida incondicional del siervo y adhesión amorosa del hijo. Participa en el "sí" del Hijo hecho siervo y en el "fiat" de su humilde esclava.

2717 La contemplación es silencio, este "símbolo del mundo venidero" (San Isaac de Nínive, tract. myst. 66) o "amor silencioso" (San JN de la Cruz). Las palabras en la oración contemplativa no son discursos sino ramillas que alimentan el fuego del amor. En este silencio, insoportable para el hombre "exterior", el Padre nos da a conocer a su Verbo encarnado, sufriente, muerto y resucitado, y el Espíritu filial nos hace partícipes de la oración de Jesús.

2718 La contemplación es unión con la oración de Cristo en la medida en que ella nos hace participar en su misterio. El misterio de Cristo es celebrado por la Iglesia en la Eucaristía; y el Espíritu Santo lo hace vivir en la contemplación para que sea manifestado por medio de la caridad en acto.

2719 La contemplación es una comunión de amor portadora de vida para la multitud, en la medida en que se acepta vivir en la noche de la fe. La noche pascual de la resurrección pasa por la de la agonía y la del sepulcro. Son tres tiempos fuertes de la Hora de Jesús que su Espíritu (y no la "carne que es débil") hace vivir en la contemplación. Es necesario consentir en "velar una hora con él" (cf MT 26,40).

HERMENÉUTICA DE LA FE
El Evangelio de este domingo nos enseña que lo realmente importante es el Reino de Dios y su justicia, todo lo demás tiene sentido y valor si está orientado a los bienes imperecederos de la vida eterna. En realidad no se trata de ganar el mundo perecedero sino de ganar la misma eternidad. Hoy necesitamos tanto de testigos que muestren que nada hay más importante que el amor a Dios. No sólo de pan vive el hombre.

La actitud generosa de Marta de hospedar en su casa al Señor, indica una de las obras de misericordia que recomienda la Sagrada Escritura, sin embargo, Marta se preocupa de las cosas exteriores que aunque posean su mérito, son mayores los méritos que se granjean con la vida contemplativa, que alcanzan su plenitud después de esta vida. Pero lo de fondo es que Marta en realidad es la enferma que acoge al Médico, la criatura frente al Creador, por esto el Señor la invita a descubrir lo único importante.

El activismo tiende a reducir el ser y las esencias de las cosas a lo aparente y a lo visible. Ante la tentación del hacer por hacer, el Señor nos pone en alerta para no descuidar el encuentro con El, como le sucede a Marta que no se da cuenta que el Señor ha venido para ser escuchado por los hombres; Marta no percibe el poder transformante de la presencia de Jesús que nos permite estar más disponibles para las cosas del Señor. Realmente la vida de oración no nos aleja de la vida de los hombres, sino que nos permite descubrir con mayor profundidad a nuestro prójimo y a nosotros mismos.

La actitud de María, sentada a los pies de Jesús en la escucha de su Palabra, indica que ella prefiere alimentarse del Señor, indica el profundo respeto y la escucha de su corazón a lo realmente importante. Se trata de una adhesión de la mente y el corazón a lo único decisivo: Dios y su amor inescrutable por el que vale la pena vivir a través de la oración, la escucha y la contemplación de su Palabra. Esta actitud debe ser la que inspire todo celo apostólico, la comunión misionera: su fundamento es el encuentro orante con el Señor. Ante la tentación del activismo hemos de darle el primer lugar al discipulado respecto al hacer misionero.

La primacía de la oración en el discipulado nos debe estimular a practicar y difundir la lectio divina hasta que la Palabra del Señor sea parte esencial de nuestra propia vida. La lectio divina ofrece una ayuda extraordinariamente eficaz para alcanzar la perfección en la ciencia de Jesucristo, a la vez, es una escuela constante de oración donde nos encontramos con el mismo Señor.

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