JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO (A)
MONICIÓN
AMBIENTAL
La
solemnidad de Jesucristo, Rey del universo, nos pone frente al triunfo del
Reino de Dios, al triunfo del bien sobre el mal. La victoria del Señor es también
la victoria de sus ovejas, de aquellos fieles que obraron el bien concreto con
los más pobres, viviendo la sobriedad de vida y la solidaridad. Por contraste,
los que se abstuvieron de hacer el bien y se endurecieron, resucitarán para la
muerte eterna, separados para siempre de Dios.
ORACIÓN
COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que quisiste fundar todas las cosas
en tu Hijo muy amado, Rey del Universo haz que toda la creación, liberada de la
esclavitud del pecado, sirva a tu majestad y te glorifique sin fin.
Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA
LECTURA
M. El profeta Ezequiel detalla
el esmerado cuidado divino del Señor con cada una de sus ovejas pero también
vaticina que juzgará entre oveja y oveja, y, entre carnero y macho cabrío.
Lectura
de la profecía de Ezequiel 34,11-12.15-17
Así dice el Señor Dios: Yo mismo en persona buscaré a mis
ovejas, siguiendo su rastro. Como sigue el pastor el rastro de su rebaño,
cuando las ovejas se le dispersan, así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las
libraré, sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron un día de
oscuridad y nubarrones. Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré
sestear –oráculo del Señor Dios–. Buscaré las ovejas perdidas, recogeré a las
descarriadas; vendaré a las heridas; curaré a las enfermas; a las gordas y fuertes
las guardaré y las apacentaré como es debido. Y a vosotras, mis ovejas, así
dice el Señor: Voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío.
Palabra de Dios.
SALMO
RESPONSORIAL Sal 22,1-2a.2b-3.5.6 (R.: 1)
M. El salmista afirma que el Señor
es nuestro pastor, que Él nos guía y repara nuestras fuerzas, que nos protege y
guarda de nuestros enemigos. Exaltemos la bondad y misericordia del Señor
diciendo: R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes pradera me hace
recostar. R. El Señor es mi pastor, nada
me falta.
Me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas; me
guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la
cabeza con perfume, y mi copa rebosa. R.
El Señor es mi pastor, nada me falta.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi
vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término. R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
SEGUNDA
LECTURA
M. El apóstol Pablo habla de la
resurrección de los muertos a la luz de la resurrección de Jesucristo. Dios
aniquilará todo mal, incluso la muerte, entonces Cristo reinará y someterá toda
la creación a Dios Padre.
Lectura
de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15,20-26.28
Hermanos: Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de
todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la
resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida.
Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él
vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo
devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza.
Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus
pies. El último enemigo aniquilado será la muerte. Y, cuando todo esté
sometido, entonces también el Hijo se someterá a Dios, al que se lo había
sometido todo. Y así Dios lo será todo para todos.
Palabra de Dios.
M. En el evangelio de este
domingo escucharemos hablar del Juicio final. Jesucristo nos juzgará sobre el
bien que hayamos realizado o dejado de hacer, separando a sus ovejas para la
vida eterna y a los cabritos para la muerte eterna.
Aleluya Mc 11,9b-10a
Bendito el que viene en nombre del Señor. Bendito el reino que
llega, el de nuestro padre David.
Lectura
del santo evangelio según san Mateo 25,31-46
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: —Cuando venga en
su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el
trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a
unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las
ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de
su derecha: Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado
para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de
comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve
desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a
verme. Entonces los justos le contestarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y
te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te
hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y
fuimos a verte? Y el rey les dirá: Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con
uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis. Y entonces dirá a
los de su izquierda: Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado
para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve
sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve
desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis.
Entonces también éstos contestarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y con
sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos? Y él
replicará: Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los
humildes, tampoco lo hicisteis conmigo. Y éstos irán al castigo eterno, y los
justos a la vida eterna.
Palabra del Señor.
ORACIÓN
DE LOS FIELES
Jesucristo
es el Rey del mundo y de los hombres; pidámosle que su reinado en nuestras
vidas nos haga servidores del bien y la justicia en el nuevo milenio cristiano.
Supliquémosle diciendo: Reina en nuestra historia, Señor.
·
Por una Iglesia al servicio de los más pobres. Oremos.
·
Por un pueblo de Dios unido, fraterno y evangélico. Oremos.
·
Por unos gobernantes que obren con justicia. Oremos.
·
Por una comunidad capaz de vivir cada día lo que celebra en la
fe. Oremos.
·
Por una humanidad redimida, en la que brille la gloria del
resucitado. Oremos
Reina en
los corazones, restaura en ellos tu imagen, y devuélvenos la alegría de vivir
en gracia trabajando por ser todos un solo rebaño guiado por Jesucristo, como
único Pastor.
Que vive
y reina por los siglos de los siglos.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Te ofrecemos, Señor, el sacrificio de la reconciliación de los
hombres, pidiéndote humildemente que tu Hijo conceda a todos los pueblos el don
de la paz y la unidad.
Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTIFONA
DE LA COMUNIÓN Sal 28,10-11
El Señor se sienta como rey eterno, el Señor bendice a su pueblo
con la paz.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Después de recibir el alimento de la inmortalidad, te pedimos,
Señor, que quienes nos gloriamos de obedecer los mandatos de Cristo, Rey del
Universo, podamos vivir eternamente con él en el reino del cielo.
Por Jesucristo nuestro Señor.
CATECISMO
DE LA IGLESIA CATÓLICA
CEC
440, 446-451, 668-672, 783, 786, 908, 2105, 2628: Cristo, Señor y Rey
CEC
678-679, 1001, 1038-1041: Cristo, el juez
CEC 2816-2821: “Venga tu
Reino”
1038 La resurrección de todos
los muertos, "de los justos y de los pecadores" (AC 24,15),
precederá al Juicio final. Esta será "la hora en que todos los que estén
en los sepulcros oirán su voz y los que hayan hecho el bien resucitarán para la
vida, y los que hayan hecho el mal, para la condenación" (JN 5,28-29).
Entonces, Cristo vendrá "en su gloria acompañado de todos sus ángeles,...
Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de
los otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a
su derecha, y las cabras a su izquierda... E irán estos a un castigo eterno, y
los justos a una vida eterna." (MT 25,31 MT 25,32 MT 25,46).
1039 Frente a Cristo, que es la Verdad, será puesta al desnudo
definitivamente la verdad de la relación de cada hombre con Dios (cf. Jn
12,49). El Juicio final revelará hasta sus últimas consecuencias lo que
cada uno haya hecho de bien o haya dejado de hacer durante su vida terrena:
Todo el mal que hacen los malos se registra -y
ellos no lo saben. El día en que "Dios no se callará" (PS 50,3)
... Se volverá hacia los malos: "Yo había colocado sobre la tierra, dirá
El, a mis pobrecitos para vosotros. Yo, su cabeza, gobernaba en el cielo a la
derecha de mi Padre -pero en la tierra mis miembros tenían hambre. Si hubierais
dado a mis miembros algo, eso habría subido hasta la cabeza. Cuando coloqué a
mis pequeñuelos en la tierra, los constituí comisionados vuestros para llevar
vuestras buenas obras a mi tesoro: como no habéis depositado nada en sus manos,
no poseéis nada en Mí" (San Agustín, serm. 18, 4, 4).
1040 El Juicio final sucederá cuando vuelva Cristo glorioso. Sólo el
Padre conoce el día y la hora en que tendrá lugar; sólo El decidirá su
advenimiento. Entonces, El pronunciará por medio de su Hijo Jesucristo, su
palabra definitiva sobre toda la historia. Nosotros conoceremos el sentido
último de toda la obra de la creación y de toda la economía de la salvación, y
comprenderemos los caminos admirables por los que Su Providencia habrá
conducido todas las cosas a su fin último. El juicio final revelará que la
justicia de Dios triunfa de todas las injusticias cometidas por sus criaturas y
que su amor es más fuerte que la muerte (cf.
Ct CT 8,6).
1041 El mensaje del Juicio final llama a la conversión mientras Dios
da a los hombres todavía "el tiempo favorable, el tiempo de
salvación" (2CO 6,2). Inspira el santo temor de Dios. Compromete
para la justicia del Reino de Dios. Anuncia la "bienaventurada
esperanza" (TT 2,13) de la vuelta del Señor que "vendrá para
ser glorificado en sus santos y admirado en todos los que hayan creído" (2TH
1,10).
HERMENÉUTICA
DE LA FE
El evangelio
nos plantea que el Juicio Final tiene como criterio decisivo el amor, no
genérico y abstracto, sino el amor efectivo, aquí y ahora, el amor concreto
hacia los más pequeños, los pobres, con los cuales se identifica Jesucristo.
Jesús está oculto en esos hermanos y en esos acontecimientos. Del mismo modo hemos de
acoger y servir a la vida, especialmente de aquellos que padecen mayor
debilidad.
Los cabritos normalmente no representan al animal productivo y
valioso, sino lo contrario, por esto son el símbolo del creyente inoperante en
el amor y ciego para la solidaridad, en cambio, la oveja reporta tanta utilidad
para sus dueños que por esto es comparada al creyente que produce actos de amor
concreto.
El Señor nos pide abrirnos a los demás, vivir el amor con
hechos, no con palabras. El bien que hacemos o dejamos
de hacer se lo hacemos a Jesucristo. La Palabra de Dios reclama nuestro compromiso con el mundo y
nuestra responsabilidad frente a Jesús, Señor de la historia.
Bíblicamente pobre es quien confía totalmente en el Señor, el
sencillo de corazón que reconoce a Dios como la verdadera riqueza, en quien
pone toda su esperanza, trascendiendo el atractivo de los bienes temporales. Hay una pobreza como virtud que todos estamos invitados a asumir
libremente como opción de vida, pero también existe la miseria, fruto de la
injusticia y del egoísmo, que hemos de combatir optando por la sobriedad y la
solidaridad.
A nivel de obras de misericordia espirituales están el dar de
comer y beber a Jesucristo; alimentar con la verdad y la justicia; vestir con
la sabiduría y con las entrañas de misericordia; hospedar al peregrino
preparándonos para recibir diversas virtudes; visitamos al enfermo cuando
enseñamos, corregimos o consolamos al hermano; finalmente visitamos a los que
están en la cárcel del mundo del pecado, cuando les hacemos el bien.
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