QUINTO DOMINGO T O (B)
29. Cuando salió de la
sinagoga se fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. 30. La suegra de
Simón estaba en cama con fiebre; y le hablan de ella. 31. Se acercó y,
tomándola de la mano, la levantó. La fiebre la dejó y ella se puso a servirles.
32. Al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los enfermos y
endemoniados; 33. la ciudad entera estaba agolpada a la puerta. 34. Jesús curó
a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y expulsó muchos
demonios. Y no dejaba hablar a los demonios, pues le conocían. 35. De
madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar
solitario y allí se puso a hacer oración. 36. Simón y sus compañeros fueron en
su busca; 37. al encontrarle, le dicen: «Todos te buscan.» 38. El les dice:
«Vayamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para que también allí predique;
pues para eso he salido.» 39. Y recorrió toda Galilea, predicando en sus
sinagogas y expulsando los demonios (Mc 1,29-39).
CONTEXTO LITÚRGICO DEL
EVANGELIO
Job 7,1-4.6-7; Sal 146,1-6;
1Co 9,16-19.22-23.
“3 así me han
tocado en herencia meses vacíos, me han sido asignadas noches de dolor.
4 Al acostarme,
pienso: “¿Cuándo me levantaré?”. Pero la noche se hace muy larga y soy presa de
la inquietud hasta la aurora” (Job 7,3-4)
“3 sana a los
que están afligidos y les venda las heridas” (146 (147),3).
HERMENÉUTICA DE LA FE
Jesús responde
generosamente al clamor del que sufre y establece una identificación moral de
él con ellos, hasta el punto que seremos juzgados sobre el bien que hayamos
hecho o dejado de hacer a los más pequeños. Jesús es solidario con la persona
que sufre moral y corporalmente. Para el creyente esta “preocupación y el servicio
que se presta al enfermo es uno de los indicios que distinguen a un pueblo
cristiano. En ese servicio que exige sacrificios, brilla la más alta virtud: la
caridad” (San Juan Pablo II, 1985).
El rito actual del
sacramento de la unción de enfermos cita un pasaje de la Carta de Santiago,
donde se habla de la gracia eficaz sobre el enfermo. En ese pasaje “Los verbos
"salvará" y "levantará" no sugieren una acción dirigida
exclusivamente, o sobre todo, a la curación física, pero en un cierto modo la
incluyen” (Cong. Doctrina Fe). Este sacramento nos presenta la acción amorosa
del Señor, en la nueva Alianza con los hombres, que sana integralmente a la
persona humana, incluyendo su psicología y su alma heridas por el pecado.
Los espíritus inmundos, los demonios, se daban cuenta que Jesús era el
Mesías pero no fueron capaces de advertir que era el mismo Dios, pues de lo
contrario nunca hubieran inducido a los judíos a que crucificaran a Jesucristo,
ya que eso suponía su propia destrucción, san Agustín dice “desconocían
el misterio de su divinidad, ya que si lo hubieran conocido, nunca hubiesen
crucificado al Señor de la majestad”.
En cuanto a la oración del
Señor todos evangelios revelan que Jesús oraba en todo momento, particularmente
se subraya su oración en los momentos claves de la fundación de la Iglesia.
Jesús llevaba en su oración a los hombres y los ofrecía al Padre a través de su
propio ofrecimiento. El secreto de su Misión y Comunión con su Padre está en la
oración. “Se puede decir que toda la misión de Cristo está animada por la
oración, desde el inicio de su ministerio mesiánico hasta el acto sacerdotal
supremo: el sacrificio de la cruz, que se realizó en la oración” (San Juan
Pablo II, 1993). Nosotros estamos llamados a que nuestra vida sea una continua
oración, a confrontar constantemente nuestra existencia con la Palabra, de tal
manera que sea “comunión con el Señor y se traduzca en un compromiso de
fidelidad evangélica, de opción radical por Cristo y por su causa que es el
Evangelio” (San Juan Pablo II, 1984).
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