TRIGESIMO TERCER DOMINGO T O (A)




MONICIÓN AMBIENTAL


Este domingo el Señor nos invita a servirle a Él a través de nuestros hermanos, haciendo fructificar los dones que nos ha otorgado a cada uno, conscientes que nuestro encuentro definitivo con Él tendrá que ver con el bien que hayamos obrado por amor suyo a partir de las gracias recibidas.


ORACIÓN COLECTA


Señor Dios nuestro, concédenos vivir siempre alegres en tu servicio, porque en servirte a ti, creador de todo bien, consiste el gozo pleno y verdadero.


Por nuestro Señor Jesucristo.


PRIMERA LECTURA


M. El libro de los Proverbios exalta a la mujer hacendosa, solidaria, que teme al Señor y cuyas obras son su alabanza.


Lectura de libro de los Proverbios 31,10-13.19-20.30-31


Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará? Vale mucho más que las perlas. Su marido se fía de ella, y no le faltan riquezas. Le trae ganancias y no pérdida todos los días de su vida. Adquiere lana y lino, los trabaja con la destreza de sus manos. Extiende la mano hacia el huso, y sostiene con la palma la rueca. Abre sus manos al necesitado y extiende el brazo al pobre. Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura, la que teme al Señor merece alabanza. Cantadle por el éxito de su trabajo, que sus obras la alaben en la plaza.


Palabra de Dios.


SALMO RESPONSORIAL  Sal 127,1-2.3.4-5 (R.: 1a)


M. El salmo 127 llama dichoso al que teme al Señor y lo sigue, el Señor lo bendice y ve siempre la prosperidad de la ciudad santa, digamos: R. Dichoso el que teme al Señor.


Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien. R. Dichoso el que teme al Señor.


Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa. R. Dichoso el que teme al Señor.


Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor. Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida. R. Dichoso el que teme al Señor.


SEGUNDA LECTURA


M. San Pablo en la carta a los Tesalonicenses afirma que el día del Señor llegará repentinamente, por ello nos invita a vivir como hijos de la luz.


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 5,1-6


En lo referente al tiempo y a las circunstancias no necesitáis, hermanos, que os escriba. Sabéis perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando estén diciendo: Paz y seguridad, entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar.


Pero vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, para que ese día no os sorprenda como un ladrón, porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la noche ni de las tinieblas.


Así, pues, no durmamos como los demás, sino estemos vigilantes y despejados.


Palabra de Dios.


M. San Mateo nos relata la parábola de los talentos. A todos se nos confían dones, según nuestra vocación, para que los hagamos fructificar en abundancia.


Aleluya Jn 15,4a.5b


Permaneced en mí, y yo en vosotros –dice el Señor–; el que permanece en mí da fruto abundante.


Lectura del santo evangelio según san Mateo 25,14-30


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: –Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco. Su señor le dijo: Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor. Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos. Su señor le dijo: Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor. Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fue a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo. El señor le respondió: Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes.


Palabra del Señor.


ORACIÓN DE LOS FIELES


Oremos, hermanos, al Señor que no se deja ganar en generosidad, diciendo juntos: Te lo pedimos Señor.


  • Por los discípulos de Cristo; para que, viviendo nuestra fe activamente, el Señor nos encuentre maduros cuando venga. Oremos.
  • Por los obispos, sacerdotes y fieles laicos, para que sepamos negociar con los talentos que el Señor nos dio. Oremos.
  • Por los hogares cristianos, para que la fidelidad de los esposos encamine a los hijos en la senda del bien y del amor. Oremos.
  • Por los que viven en las tinieblas de la ignorancia, la duda o la falta de valores, para que Cristo se les manifieste. Oremos.

  • Por los que participamos en esta Eucaristía, para que puesta nuestra confianza en el Señor trabajemos por su Reino con perseverancia. Oremos.


Que tu sabiduría, Señor, nos haga gustar los bienes de tu Reino y que permanezcamos vigilantes mientras esperamos la llegada definitiva de tu Hijo.


Que vive y reina por los siglos de los siglos.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS


Concédenos, Señor, que esta ofrenda sea agradable a tus ojos, nos alcance la gracia de servirte con amor y nos consiga los gozos eternos.


Por Jesucristo nuestro Señor.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN   Sal 72,28


Para mí lo bueno es estar junto a Dios, hacer del Señor mi refugio.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


Ahora que hemos recibido el don sagrado de tu sacramento, humildemente te pedimos, Señor, que el memorial que tu Hijo nos mandó celebrar aumente la caridad en todos nosotros.


Por Jesucristo nuestro Señor.


CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA


CEC 2006-2011: nuestro mérito por las obras buenas proviene de la gracia de Dios


CEC 1038-1041: el Juicio final pondrá en evidencia nuestro mérito


CEC 1048-1050: ser laboriosos en espera del retorno del Señor


CEC 1936-1937: la diversidad de los talentos


CEC 2331, 2334: la dignidad de la mujer


CEC 1603-1605: el matrimonio en el orden de la creación


1038 La resurrección de todos los muertos, "de los justos y de los pecadores" (AC 24,15), precederá al Juicio final. Esta será "la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz y los que hayan hecho el bien resucitarán para la vida, y los que hayan hecho el mal, para la condenación" (JN 5,28-29). Entonces, Cristo vendrá "en su gloria acompañado de todos sus ángeles,... Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha, y las cabras a su izquierda... E irán estos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna." (MT 25,31 MT 25,32 MT 25,46).



1039 Frente a Cristo, que es la Verdad, será puesta al desnudo definitivamente la verdad de la relación de cada hombre con Dios (cf. Jn 12,49). El Juicio final revelará hasta sus últimas consecuencias lo que cada uno haya hecho de bien o haya dejado de hacer durante su vida terrena:



Todo el mal que hacen los malos se registra -y ellos no lo saben. El día en que "Dios no se callará" (PS 50,3) ... Se volverá hacia los malos: "Yo había colocado sobre la tierra, dirá El, a mis pobrecitos para vosotros. Yo, su cabeza, gobernaba en el cielo a la derecha de mi Padre -pero en la tierra mis miembros tenían hambre. Si hubierais dado a mis miembros algo, eso habría subido hasta la cabeza. Cuando coloqué a mis pequeñuelos en la tierra, los constituí comisionados vuestros para llevar vuestras buenas obras a mi tesoro: como no habéis depositado nada en sus manos, no poseéis nada en Mí" (San Agustín, serm. 18, 4, 4).



1040 El Juicio final sucederá cuando vuelva Cristo glorioso. Sólo el Padre conoce el día y la hora en que tendrá lugar; sólo El decidirá su advenimiento. Entonces, El pronunciará por medio de su Hijo Jesucristo, su palabra definitiva sobre toda la historia. Nosotros conoceremos el sentido último de toda la obra de la creación y de toda la economía de la salvación, y comprenderemos los caminos admirables por los que Su Providencia habrá conducido todas las cosas a su fin último. El juicio final revelará que la justicia de Dios triunfa de todas las injusticias cometidas por sus criaturas y que su amor es más fuerte que la muerte (cf.  Ct  CT 8,6).



1041 El mensaje del Juicio final llama a la conversión mientras Dios da a los hombres todavía "el tiempo favorable, el tiempo de salvación" (2CO 6,2). Inspira el santo temor de Dios. Compromete para la justicia del Reino de Dios. Anuncia la "bienaventurada esperanza" (TT 2,13) de la vuelta del Señor que "vendrá para ser glorificado en sus santos y admirado en todos los que hayan creído" (2TH 1,10).


HERMENÉUTICA DE LA FE


La parábola de este domingo nos llama a servir fiel y prudentemente, también pone en evidencia que Dios condena al perezoso, a quien rechaza la gracia divina y se escuda en su egoísmo, negando su pereza y pretendiendo haber obrado con prudencia. Servimos a Dios trabajando, es decir, cultivando y haciendo producir los dones recibidos hasta perfeccionarlos, de este modo se glorifica a Dios en lo que hayamos recibido de Él.


Una buena administración, tanto de los dones materiales como espirituales, es una obra de justicia hacia uno mismo y hacia los demás: lo que se recibe debe usarse bien, conservarse y multiplicarse; no se puede encerrar ni esconder.


La diversidad de dones es acorde con la diversidad de la persona humana y con la libre decisión de Dios de darnos según su voluntad a cada uno: somos diversos en la edad, la capacidad física, las aptitudes espirituales, en la distribución de los bienes materiales. Todos hemos recibido diversos dones (cfr. San Juan Pablo II). Si los sabemos agradecer nos conducirán a servir a los demás, por amor, como verdaderos discípulos de Jesucristo. Dios nos llama en la unicidad e irrepetibilidad de nuestra persona para que contribuyamos al reino de Dios, por esto no podemos inutilizar todo lo bueno que hemos recibido.


La buena administración de los dones recibidos requiere que nos convirtamos en siervos buenos a través de una viva relación con Jesús, desarrollando esa bondad en el diálogo con Él, dejándonos penetrar y plasmar por sus características personales, hasta ser transfigurados plenamente por su bondad divina (cfr. Benedicto XVI).


El siervo que no administra bien el talento, ignora la grandeza del don fundamental recibido: el valor de ser persona, haciendo fructificar este don en la entrega total de sí mismo. Por esto el juicio escatológico será sobre la colaboración que hayamos prestado al don recibido de Dios, la apertura a la gracia o el rechazo a ella (cfr. San Juan Pablo II). He aquí por qué este talento se le otorga al que supo administrar bien los cinco talentos.


El que posee la caridad con el prójimo y es fiel porque reconoce que todo es una gracia de Dios, recibe del Señor otros dones. Por contraste, al que le falta la caridad porque no es útil ni con su dinero, ni con las palabras ni con otras acciones, teme vencer su pereza espiritual, teme optar por el camino de la santidad y paradójicamente tampoco se horroriza de sus propias iniquidades.

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR (C)

PRIMER DOMINGO CUARESMA (B)

DOMINGO XXX T O (A)