QUINTO DOMINGO T O (A)




MONICIÓN AMBIENTAL
El Señor nos invita a ser sal y luz para todos los hombres a través de nuestro propio testimonio de vida, de las buenas obras, a través del anuncio de la Palabra y de los sacramentos. Estamos llamados a no perder el sabor de la sal tanto por la sabiduría del evangelio como por la luz de la verdadera caridad.

ORACIÓN COLECTA
Vela, Señor, con amor continuo sobre tu familia; protégela y defiéndela siempre, ya que sólo en ti ha puesto su esperanza.
Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA
M. El profeta Isaías nos invita a poner en práctica las obras de misericordia para que seamos escuchados por Dios y nuestra oscuridad se vuelva luz.

Lectura del libro de Isaías 58,7-10

Así dice el Señor: “Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, viste al que ves desnudo, y no te cierres a tu propia carne. Entonces romperá tu luz como la aurora, en seguida te brotará la carne sana; te abrirá camino la justicia, detrás irá la gloria del Señor. Entonces clamarás al Señor, y te responderá; gritarás, y te dirá: “Aquí estoy”. Cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia, cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía”

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL Sal 111,4-5.6-7.8a y 9 (R.: 4a)

M. Unámonos al salmista para exaltar al hombre que cumple la voluntad del Señor, diciendo: R/. El justo brilla en las tinieblas como una luz.

En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
R/. El justo brilla en las tinieblas como una luz.

El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.
No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
R/. El justo brilla en las tinieblas como una luz.

Su corazón está seguro, sin temor.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.
R/. El justo brilla en las tinieblas como una luz.

SEGUNDA LECTURA
M. San Pablo recuerda a los Corintios que su predicación se fundamenta en Jesucristo crucificado, en la fuerza y en el poder del Espíritu de Dios.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2,1-5

Yo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado.
Me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
Palabra de Dios.

M. San Mateo recoge el pasaje donde se nos invita a ser sal de la tierra y luz del mundo por nuestra unión con Dios y por nuestro testimonio coherente de vida.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya Jn 8,12b
Yo soy la luz del mundo
- dice el Señor -.
el que me sigue tendrá la luz de la vida.

EVANGELIO
† Lectura del santo evangelio según san Mateo 5,13-16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
“Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con que la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo”.
Palabra del Señor.

CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA
CEC 782: el pueblo de Dios, sal de la tierra y luz del mundo
CEC 2044-2046: vida moral y testimonio misionero
CEC 2443-2449: la atención a las obras de misericordia, amor a los pobres
CEC 1243: los bautizados (neófitos) están llamados a ser luz del mundo
CEC 272: Cristo crucificado es Sabiduría de Dios

2044 La fidelidad de los bautizados es una condición primordial para el anuncio del Evangelio y para la misión de la Iglesia en el mundo. Para manifestar ante los hombres su fuerza de verdad y de irradiación, el mensaje de la salvación debe ser autentificado por el testimonio de vida de los cristianos. ‘El mismo testimonio de la vida cristiana y las obras buenas realizadas con espíritu sobrenatural son eficaces para atraer a los hombres a la fe y a Dios’ (AA 6).

2045 Los cristianos, por ser miembros del Cuerpo, cuya Cabeza es Cristo (cf EP 1,22), contribuyen a la edificación de la Iglesia mediante la constancia de sus convicciones y de sus costumbres. La Iglesia aumenta, crece y se desarrolla por la santidad de sus fieles (cf LG 39), ‘hasta que lleguemos al estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud en Cristo’ (EP 4,13).

2046 Llevando una vida según Cristo, los cristianos apresuran la venida del Reino de Dios, ‘Reino de justicia, de verdad y de paz’ (MR, Prefacio de Jesucristo Rey). Esto no significa que abandonen sus tareas terrenas, sino que, fieles a su Maestro, las cumplen con rectitud, paciencia y amor.

HERMENÉUTICA DE LA FE
Hoy se nos describe la misión de los discípulos del Señor mediante la metáfora de la sal de la tierra, porque su predicación puede producir un efecto penetrante similar al efecto de la sal que muerde “lo que es de naturaleza laxo y lo reduce. Por ello, la maldición de otros no os dañará, sino que será testigo de vuestra virtud” (San Juan Crisóstomo). También como la sal “cuando se esparce sobre los cuerpos, les introduce la incorrupción y los hace aptos para percibir un buen sabor en los sentidos. Los Apóstoles son los predicadores de las cosas celestiales y son como los saladores de la eternidad” (San Hilario).

Los Apóstoles son luz del mundo porque “las buenas obras lanzan una voz más penetrante que la de una trompeta. La vida pura es más espléndida que la luz, aun cuando fueren infinitos los que hablen mal” (San Juan Crisóstomo). El mensaje del Evangelio comunicado al mundo sin Dios “estaba oscurecido con las tinieblas de la ignorancia. Mas por medio de los Apóstoles se le comunicó la luz de la verdadera ciencia, y así brilla el conocimiento de Dios y por cualquier parte que caminen” (San Hilario).

Ahora bien, ante el efecto preservante y el sabor del mensaje evangélico no puede temerse ningún tipo de persecuciones, porque “no es pisado por los hombres el que sufre persecuciones, sino aquel que se acobarda temiendo la persecución” (San Agustín). Tampoco se puede esconder la luz que Jesucristo trajo porque “coloca…, la antorcha debajo del celemín todo aquel que oscurece y cubre la luz de la buena doctrina con las comodidades temporales” (San Agustín).

La misión evangelizadora de la Iglesia “se realiza principalmente por el ministerio de la palabra y de los Sacramentos… El mismo testimonio de la vida cristiana y las obras buenas, realizadas con espíritu sobrenatural, tienen eficacia para atraer a los hombres hacia la fe y hacia Dios” (AA 6). La misión de la Iglesia continúa la misión de Jesucristo, ésta comunión “en vez de encerrarse en sí mismo, el Pueblo de la nueva Alianza se convierte en «sacramento» para la humanidad, signo e instrumento de la salvación, en obra de Cristo” (EcEu 22). He aquí lo grande la comunión misionera.

Somos sal de la tierra si nos dejamos penetrar de la sabiduría del evangelio. También somos sal de la tierra cuando contribuimos “a evitar que la vida del hombre se deteriore o que se corrompa persiguiendo los falsos valores” (San Juan Pablo II). El testimonio de amor concreto del discípulo es luz para los hombres “en cuanto observa él mismo el fulgor de una vida santa, muestra a muchos, como una estrella, el camino hacia Dios” (Sermón III, 5). Para ser luz del mundo y sal de la tierra hay que aspirar siempre a la "medida elevada" de la vida cristiana, es decir, a la santidad” (Benedicto XVI).

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