LA EPIFANÍA DEL SEÑOR (A)
MONICIÓN AMBIENTAL
Este domingo celebramos la manifestación del Señor a unos
magos venidos de Oriente. Ellos representan a los pueblos gentiles que buscan,
movidos por el Señor, al Hijo de Dios, lo encuentran y lo adoran con el don de
sí mismos, como una respuesta de amor al Amor infinito de Dios por cada uno de
nosotros.
ORACIÓN COLECTA
Señor, tú que en este día revelaste a tu Hijo unigénito a
los pueblos gentiles, por medio de una estrella, concede a los que ya te
conocemos por la fe poder contemplar un día, cara a cara, la hermosura infinita
de tu gloria.
Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
M. El profeta Isaías vaticina cómo todos los pueblos de
la tierra vienen hacia Jerusalén atraídos por la luz del Señor.
Lectura del libro de Isaías 60,1-6
¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la
gloria del Señor amanece sobre ti!
Mira: las tinieblas cubren la tierra, y la oscuridad los
pueblos, pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti.
Y caminarán los
pueblos a tu luz, los reyes al resplandor de tu aurora.
Levanta la vista en torno, mira: todos ésos se han
reunido, vienen a ti; tus hijos las traen en brazos.
Entonces lo verás, radiante de alegría; tu corazón se
asombrará, se ensanchará cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar y te
traigan las riquezas de los pueblos.
Te inundará una multitud de camellos, de dromedarios de
Madián y de Efá.
Vienen todos de Saba, trayendo incienso y oro, y
proclamando las alabanzas del Señor.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL Sal 71,
1-2.7-8.10-11.12-13 (R.: cf.11)
M. Con el Salmo 71 tributemos al Señor el culto de
alabanza que merece como Dios y Señor de toda la tierra diciendo:
R/. Se postrarán ante ti,
Señor, todos los pueblos de la tierra.
Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia
a tus humildes con rectitud.
R/. Se postrarán ante ti,
Señor, todos los pueblos de la tierra.
Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra.
R/. Se postrarán ante ti,
Señor, todos los pueblos de la tierra.
Que los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.
Que los reyes de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan,
R/. Se postrarán ante ti,
Señor, todos los pueblos de la tierra.
Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres.
R/. Se postrarán ante ti,
Señor, todos los pueblos de la tierra.
SEGUNDA LECTURA
M. San Pablo nos dice que el misterio de salvación oculto
por muchos siglos nos ha sido revelado para que seamos coherederos con
Jesucristo.
Lectura de la carta del
apóstol san Pablo a los Efesios 3, 2-3a. 5-6
Hermanos:
Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de
Dios que se me ha dado a favor vuestro.
Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio,
que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido
revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también
los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la
promesa en Jesucristo, por el Evangelio.
Palabra de Dios.
MONICIÓN
San Mateo relata la visita a Jesús, recién nacido, de
unos magos procedentes de Oriente. Ellos le rinden homenaje como Dios, como Rey
y como hombre. Estos magos son el signo de la adoración por parte de los
pueblos gentiles.
Aclamación antes del evangelio
Aleluya Mt 2,2
Hemos visto salir su estrella
y venimos a adorar al Señor.
EVANGELIO
† Lectura del
santo evangelio según san Mateo 2,1-12
Jesús nació en
Belén de Judea en tiempos del rey Herodes.
Entonces, unos
magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
“¿Dónde está el
Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos
a adorarlo”.
Al enterarse el
rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos
sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el
Mesías.
Ellos le
contestaron:
“En Belén de
Judea, porque así lo ha escrito el profeta:
“Y tú, Belén,
tierra de Judea,
no eres mi mucho
menos la última
de las ciudades
de Judea,
pues de ti saldrá
un jefe
que será el
pastor de mi pueblo Israel”.
Entonces Herodes
llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había
aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:
“Id y averiguad
cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo
también a adorarlo”.
Ellos, después de
oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto
salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el
niño.
Al ver la
estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño
con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus
cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo
recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a
su tierra por otro camino.
Palabra del Señor.
CATECISMO DE LA IGLESIA
CATÓLICA
CEC 528, 724: la Epifanía del Señor
CEC 280, 529, 748, 1165, 2466, 2715: Cristo,
luz de las naciones
CEC 60, 442, 674, 755, 767, 774-776, 781,
831: la Iglesia, sacramento de la unidad del género Humano
528 La Epifanía es la manifestación de
Jesús como Mesías de Israel, Hijo de Dios y Salvador del mundo. Con el bautismo
de Jesús en el Jordán y las bodas de Caná (cf. LH Antífona del Magnificat de
las segundas vísperas de Epifanía), la Epifanía celebra la adoración de Jesús
por unos "magos" venidos de Oriente (MT 2,1) En estos
"magos", representantes de religiones paganas de pueblos vecinos, el
Evangelio ve las primicias de las naciones que acogen, por la Encarnación, la
Buena Nueva de la salvación. La llegada de los magos a Jerusalén para
"rendir homenaje al rey de los Judíos" (MT 2,2) muestra que
buscan en Israel, a la luz mesiánica de la estrella de David (cf. NB 24,17
AP 22,16) al que será el rey de las naciones (cf. Nm NB
24,17-19). Su venida significa que los gentiles no pueden descubrir a Jesús
y adorarle como Hijo de Dios y Salvador del mundo sino volviéndose hacia los
judíos (cf. Jn 4,22) y recibiendo de ellos su promesa mesiánica tal como
está contenida en el Antiguo Testamento (cf. Mt 2,4-6). La Epifanía
manifiesta que "la multitud de los gentiles entra en la familia de los
patriarcas"(S. León Magno, serm.23 ) y adquiere la "israelitica
dignitas" (MR, Vigilia pascual 26: oración después de la tercera lectura).
724 En María, el Espíritu Santo manifiesta
al Hijo del Padre hecho Hijo de la Virgen. Ella es la zarza ardiente de la
teofanía definitiva: llena del Espíritu Santo, presenta al Verbo en la humildad
de su carne dándolo a conocer a los pobres (cf. Lc 2,15-19) y a las
primicias de las naciones (cf. Mt 2,11).
HERMENÉUTICA DE LA FE
Habiendo dado a luz la
Virgen María “entre los tenebrosos escondrijos de un establo y la estrechez de
un pesebre, en los que la Majestad infinita, reduciéndose en las cortas
dimensiones de un tierno cuerpecito, mora suspendido del pecho materno, y todo
un Dios permite ser envuelto en viles pañales, un nuevo astro aparece de
repente en el cielo iluminando la tierra” (San Agustín).
El Señor se manifiesta
a los humildes y a los pecadores, simbolizados en los pastores y los magos de
Oriente. A los primeros en virtud de su piedad por medio de los ángeles se les
manifiesta la realización de las profecías sobre el Mesías, a los segundos por
su impiedad se les manifiesta a través de algo maravilloso. La estrella es algo
extraordinario, distinto a los astros conocidos, tiene las características de
un ser inteligente, se mueve en dirección distinta y se aparece incluso al
mediodía, “no era simplemente una estrella, sino más bien una virtud invisible
que había tomado esta forma” (San Juan Crisóstomo).
Los Magos no prescinden de la “silenciosa presencia en los signos de la
creación; para encontrar la Verdad, que habían entre visto, se encaminan
haciendo un viaje cargado de incógnitas y de riesgos; su itinerario se concluye
con un descubrimiento y un acto de profunda adoración” (San Juan Pablo II).
También nosotros estamos “llamados a afrontar el camino de la vida buscando la verdad, la
justicia y el amor. Debemos buscar esta estrella, debemos seguirla… Es un
camino cuya meta definitiva sólo se puede alcanzar mediante el encuentro con
Cristo, un encuentro que no se realiza sin la fe” (Benedicto XVI).
La búsqueda de Dios
nunca es estéril porque siempre procede de Él y tiene la garantía de su
Autoridad divina, “la búsqueda humilde y valiente del creyente, lejos de partir
de la nada, de meras ilusiones, de opiniones falibles y de incertidumbres, se
funda en la Palabra de Dios que ni se engaña ni engaña, y se construye sin
cesar sobre la roca inamovible de esa Palabra. Es la búsqueda de los Magos a
merced de una estrella” (CT 60).
La búsqueda de los Magos los condujo a encontrar al Hijo de
Dios. “Ese rostro lo debemos redescubrir continuamente. Cuanto más entremos en
el esplendor del amor divino, tanto más grandes serán nuestros descubrimientos,
tanto más hermoso será avanzar y saber que la búsqueda no tiene fin y que por
tanto encontrar no tiene fin, es decir, es eternidad” (Benedicto XVI). Después
de encontrarlo, inclinándose adoraron al Niño Dios. Cuando falta la adoración a
Dios “incluso las realidades del hombre no pueden progresar” (Benedicto XVI).
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