POR QUÉ BAUTIZAMOS A LOS NIÑOS PEQUEÑOS
PLANTEAMIENTO
• En la Sagrada Escritura hay
varios indicios de familias que se bautizaban. En la Patrística encontramos
testimonios de bautizos de niños.
• Las objeciones contra el
bautismo de niños suponen ignorancia de los efectos del sacramento del
bautismo, de la Palabra revelada y de la vida de la Iglesia en sus comienzos.
• Objeciones no católicas: La fe
es necesaria para el Bautismo, los niños no pueden hacer un acto de fe, por
tanto no pueden ser bautizados. No es bueno imponer a los niños una fe que
ellos no han escogido (principal objeción protestante). Los niños no necesitan
Bautismo porque ellos son inocentes y no tienen pecado. Jesucristo se bautizó
de grande y se bautizó en el río. ¿Y qué hay de los niños que mueren sin
bautismo?
• Respecto a la fe, cuenta la fe
de la Iglesia, de los padres y padrinos. Todos nacemos con el pecado original.
La fe es un don sobrenatural. El bautismo penitencial de Jesús en el Jordán
preparaba su bautismo sacramental. Confiamos a los niños no nacidos sin
bautismo a la misericordia divina y a la ternura de Jesús, a través de la
oración.
SAGRADA ESCRITURA
15 Después
de bautizarse, junto con su familia, nos pidió: «Si ustedes consideran que he
creído verdaderamente en el Señor, vengan a alojarse en mi casa»; y nos obligó
a hacerlo. 33 A esa misma hora de la noche, el carcelero los atendió y curó sus
llagas. Inmediatamente después, fue bautizado junto con toda su familia (Hch
16,15.33)
Sí, también
he bautizado a la familia de Estéfanas, pero no recuerdo haber bautizado a
nadie más (1Co 1,16)
20 a los que
se resistieron a creer cuando Dios esperaba pacientemente, en los días en que
Noé construía el arca. En ella, unos pocos –ocho en total– se salvaron a
través del agua. 21 Todo esto es figura del bautismo, por el que ahora
ustedes son salvados, el cual no consiste en la supresión de una mancha
corporal, sino que es el compromiso con Dios de una conciencia pura, por la
resurrección de Jesucristo (1P 3,20-21)
• En Hch 16,33 y 1Co 1,16 es clave la fe del padre de
familia.
«no tengáis miedo de abrir la puerta de vuestra casa a Jesucristo.
Su proyecto divino enriquece a la familia, la libera de toda esclavitud
y la guía a la plena realización de su vocación.
…recojo el testimonio de un creciente deseo de construir familias en las
que se vivan los auténticos valores del amor, el respeto a la vida, la
apertura a los demás y la solidaridad. ¿Cómo no ver en estas aspiraciones la
contestación implícita de los comportamientos permisivos que la sociedad actual
trata de avalar?
Queridas familias cristianas, mirad la necesidad de amor, de entrega y
de apertura a la vida presente en el corazón de vuestros hijos,
desorientados por modelos de uniones fracasadas. Los hijos aprenden a amar a su
esposo o a su esposa mirando el ejemplo de sus padres. No os
contentéis con vivir en la intimidad el evangelio de la familia; anunciadlo y
testimoniadlo a cuantos encontréis en vuestro camino y en todos los ámbitos
de la vida pública y social.» (San Juan Pablo II, Discursos 1998)
EN CUANTO AL ACTO DE FE
• Aunque los niños no sean
capaces de un acto de fe personal sí pueden tener la fe como virtud
sobrenatural, ya que en el orden de la gracia todo es gratuito, como el ser
cristiano, no se debe al esfuerzo humano.
• La fe en cuanto gracia
sobrenatural no se escoge o impone, es un don infinitamente superior que hay
que agradecer a Dios y a los padres que lo piden como lo más grande y hermosos
para sus hijos, pues piden la vida divina, viviendo con alegría su fe.
• La fe, igual que el amor, se
aprende creyendo en familia.
• El don de que los niños sean
amados por sus padres, es lo más hermoso del patrimonio de los hijos. Otros
dones que reciben los hijos son el lenguaje, la cultura, el don de la vida
biológica, su propio nombre. En este mismo orden de dones recibidos está el don
sobrenatural de la fe, cuyos principales responsables son los padres tanto en
la adquisición de la fe como en su educación para que puedan alcanzar la vida
eterna, como sucedió con los milagros de hijos gracias a la fe de sus padres
(cfr. Mc 5,36; Mt 15,28).
• Al bautizar a sus hijos
pequeños, los padres se comprometen, ayudados por la fe de la Iglesia y de los
padrinos, a que esa fe inicial sus hijos la hagan crecer y desarrollar.
INDICIOS
LITERARIOS DEL DATO REVELADO
• Al comienzo de la Iglesia la
mayoría de bautizados eran adultos precisamente porque eran convertidos, pero
los indicios neotestamentarios indican que cuando se bautizaban “casas” enteras
(cfr. Hch 16,15.33; 1Co 1,16) estaban incluidos los niños y los esclavos aunque
no aparezca explícitamente.
• El mismo testimonio de San
Policarpo hacia el año 155 d. C. hace entender que fue bautizado cuando era
niño.
¿QUÉ DICE LA
IGLESIA EN EL CEC?
La práctica de
bautizar a los niños pequeños es una tradición inmemorial de la Iglesia. Está
atestiguada explícitamente desde el siglo II. Sin embargo, es muy posible que,
desde el comienzo de la predicación apostólica, cuando "casas"
enteras recibieron el Bautismo (cf AC 16,15 AC 16,33 AC 18,8 1CO 1,16), se
haya bautizado también a los niños (cf CDF, instr. "Pastoralis
actio": AAS 72 [1980] 1137-56). (1252)
Cristo quiso
nacer y crecer en el seno de la Sagrada Familia de José y de María. La Iglesia
no es otra cosa que la "familia de Dios". Desde sus orígenes, el núcleo
de la Iglesia estaba a menudo constituido por los que, "con toda su
casa", habían llegado a ser creyentes (cf AC 18,8). Cuando se
convertían deseaban también que se salvase "toda su casa" (cf AC
16,31 y 11,14). Estas familias convertidas eran islotes de vida cristiana en un
mundo no creyente.(1655)
PATRÍSTICA
• San Policarpo en el momento de
su martirio (155 d. C.), cuando se le pide abjurar de su fe en Cristo,
testifica: "Hace ochenta seis años que le sirvo", no habría dicho eso
si no hubiese sido bautizado desde niño.
• El bautismo de niños era ya una
costumbre en la Iglesia hacia el año 200 d. C.
• San Ireneo en el año 205 dice:
«Jesús vino a salvarnos a todos».
• San Agustín, en el año 481 dice
en relación al Bautismo de los niños que «la Iglesia siempre conservó la
costumbre y la tradición de bautizar los niños y que así lo hará hasta el fin».
EFECTOS DEL
BAUTISMO (CEC)
«El Bautismo no solamente purifica de todos los pecados, hace también del
neófito "una nueva creación" (2CO 5,17), un hijo adoptivo de Dios
(cf GA 4,5-7) que ha sido hecho "partícipe de la naturaleza divina"
(2P 1,4), miembro de Cristo (cf 1CO 6,15 1CO 12,27), coheredero con él (RM
8,17) y templo del Espíritu Santo (cf 1CO 6,19)» (1265)
«La Santísima Trinidad da al bautizado la gracia santificante, la
gracia de la justificación que :
– le hace capaz de creer en Dios, de esperar en él y de amarlo mediante
las virtudes teologales;
– le concede poder vivir y obrar bajo la moción del Espíritu Santo
mediante los dones del Espíritu Santo;
– le permite crecer en el bien mediante las virtudes morales.
Así todo el organismo de la vida sobrenatural del cristiano tiene su raíz
en el santo Bautismo» (1266)
EN CUANTO A LOS
NIÑOS NO NACIDOS (CEC)
«En cuanto a los niños muertos sin Bautismo, la Iglesia sólo puede
confiarlos a la misericordia divina, como hace en el rito de las exequias por
ellos. En efecto, la gran misericordia de Dios, que quiere que todos los
hombres se salven (cf 1TM 2,4) y la ternura de Jesús con los niños, que
le hizo decir: "Dejad que los niños se acerquen a mí, no se lo
impidáis" (MC 10,14), nos permiten confiar en que haya un camino de
salvación para los niños que mueren sin Bautismo. Por esto es más apremiante
aún la llamada de la Iglesia a no impedir que los niños pequeños vengan a
Cristo por el don del santo bautismo» (1261)
COMISIÓN
TEOLÓGICA INTERNACIONAL (año 2007)
«Una mirada rápida al Nuevo Testamento pone de manifiesto que las
primeras comunidades cristianas todavía no se confrontaron con la cuestión de
si los niños que habían muerto sin Bautismo podían recibir la salvación de
Dios. Cuando en el Nuevo Testamento se menciona la praxis del Bautismo en
general se hace referencia al bautismo de los adultos. Pero los datos del Nuevo
Testamento no excluyen la posibilidad de que también los niños fueran
bautizados. Cuando en los Hechos de los Apóstoles 16,15 y 33 (cf. 18,8) y en 1
Cor 1,16 se habla de familias (oikos) que reciben el Bautismo, es
posible que los niños hayan sido bautizados juntamente con los adultos. La
ausencia de referencias explícitas se puede explicar por el hecho de que los
escritos del Nuevo Testamento se preocupan sobre todo de la difusión inicial
del cristianismo en el mundo» (n° 8)
«Por una parte estos Padres griegos enseñan que los niños que mueren sin
bautismo no sufren la condenación eterna, aunque no consigan el mismo estado de
los que han sido bautizados. Por otra parte no explican cuál es el estado de
estos niños o en qué lugar se encuentran. En este asunto los Padres griegos
muestran su típica sensibilidad apofática» (n° 14)
«El Concilio de Cartago del año 418 rechazó la enseñanza de Pelagio.
Condenó la opinión de que los niños «no contraen de Adán nada del pecado
original que deba ser expiado por el baño de la regeneración que lleva a la
vida eterna». Positivamente el Concilio enseña que «aun los niños que todavía
no pudieron cometer ningún pecado por sí mismos, son verdaderamente bautizados
para la remisión de los pecados, a fin de que por la regeneración se limpie en
ellos lo que por la generación contrajeron». Se añadió también que no existe
«algún lugar intermedio o lugar alguno en otra parte donde viven
bienaventurados los niños que salieron de esta vida sin el bautismo, sin el
cual no pueden entrar en el reino de los cielos que es la vida eterna». Este
concilio, no obstante, no apoyó explícitamente todos los aspectos de la severa
opinión de Agustín acerca del destino de los niños que mueren sin Bautismo» (n°
19).
«Esta afirmación invita a la reflexión teológica a encontrar una conexión
lógica y coherente entre diversos enunciados de la fe católica: la voluntad
salvífica universal de Dios / la unicidad de la mediación de Cristo / la
necesidad del bautismo para la salvación / la acción universal de la gracia en
relación con los sacramentos / la ligazón entre pecado original y privación de
la visión beatífica / la creación del ser humano «en Cristo»… (Introducción)
Teniendo presente el principio lex orandi, lex credendi, la comunidad
cristiana tiene en cuenta que no hay ninguna mención del limbo en la liturgia.
Ésta comprende la fiesta de los Santos Inocentes, venerados como mártires,
aunque no habían sido bautizados, porque fueron muertos “por Cristo”. Ha habido
[después del Vaticano II] un importante desarrollo litúrgico con la
introducción de los funerales por los niños muertos sin bautismo. No rezamos
por los condenados. El Misal Romano de 1970 introdujo una misa funeral por los
niños no bautizados cuyos padres deseaban presentarlos para el Bautismo. La
Iglesia confía a la misericordia de Dios a los niños que mueren sin Bautismo»
(n° 5)
«Nuestra conclusión es que los muchos factores que hemos considerado
ofrecen serias razones teológicas y litúrgicas para esperar que los niños que
mueren sin bautismo serán salvados y podrán gozar de la visión beatífica.
Subrayamos que se trata de motivos de esperanza en la oración, más que
de conocimiento cierto. Hay muchas cosas que simplemente no nos han sido
reveladas (cf. Jn 16,12). Vivimos en la fe y en la esperanza en el Dios
de misericordia y de amor que nos ha sido revelado en Cristo, y el Espíritu nos
mueve a orar en acción de gracias y alegría constantes (cf. 1 Tes 5,18).
(n° 102)
Lo que nos ha sido revelado es que el camino de salvación ordinaria pasa
a través del sacramento del Bautismo. Ninguna de las consideraciones arriba
expuestas puede ser aducida para minimizar la necesidad del Bautismo ni para
retrasar su administración. Más bien, como queremos confirmar en esta
conclusión, nos ofrecen poderosas razones para esperar que Dios salvará a estos
niños cuando nosotros no hemos podido hacer por ellos lo que hubiéramos deseado
hacer, es decir, bautizarlos en la fe y en la vida de la Iglesia» (n° 103)
CONCLUSIÓN
• La Iglesia católica bautiza a los niños pequeños en
atención a la fe de sus padres cristianos y de sus padrinos. Se trata de
hacerlos partícipes del don sobrenatural de la vida divina, cuyo desarrollo y
crecimiento forma parte de la misión educadora de sus padres.
• En la Sagrada Escritura hay fuertes indicios que permiten
afirmar el bautismo de niños juntamente con toda su familia. Esta práctica
aparece ya en el s. II d. C. como atestigua la Tradición, conscientes que todos
los seres humanos al estar heridos por el pecado original necesitamos la
redención.
• En cuanto a los niños que mueren sin bautizar, la Iglesia
los confía a la misericordia y ternura divinas, especialmente por medio de la
oración. Se trata de motivos teológicos y litúrgicos de esperanza expresada en
la oración, más que en el conocimiento cierto.
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